El pasado jueves por la mañana, el presidente del Congreso, Jesús Posada, conoció la decisión de don Juan Carlos de no asistir a la proclamación del Príncipe Felipe como Rey. Buena parte de las obras que se habían iniciado una semana antes para la celebración de este acto solemne contaban con la posibilidad de que el monarca no quisiera perderse la ceremonia y se pensó en todos los detalles. El principal venía obligado por un consejo médico: los especialistas que han seguido de cerca su operación de cadera le han prohibido subir o bajar escalones ya que puede peligrar su prótesis. Todo estaba previsto para que el monarca se sentara a la izquierda de Felipe VI, pues al principio se pensó en mantener la tribuna y la Mesa donde se sienta habitualmente el órgano de gobierno de la Cámara Baja. Pero el problema era que para acceder a la misma, había que subir varios peldaños.
Foto prohibida: el Rey en silla mecánica
En el Congreso se razonó que si el Rey quería asistir a la ceremonia sin poner en riesgo su recuperación, podía salvar estos escalones utilizando una silla mecánica comprada hace años y que ahora reposa en uno de los almacenes donde se acumula todo tipo de mobiliario. El problema eran los fotógrafos y las cámaras de televisión. ¿Cómo un día como éste, el de la proclamación de Felipe VI, iba a pasearse por medio mundo la imagen del rey saliente en silla mecánica? La respuesta de la Casa Real no se hizo esperar y produjo un cierto alivio: el monarca había decidido no acudir al Congreso el 19.
En la Casa Real se han tomado a guasa algunas de las versiones que han circulado sobre los motivos reales que pudieron llevar a don Juan Carlos a tomar esa decisión. La más peregrina de todas es que se le hubiera tenido que colocar en la tribuna de invitados, situada en la primera planta del viejo Palacio de la Carrera de San Jerónimo, ya que no tenía sitio en la Mesa adosada a la tribuna.
Al final, todo será mucho más sencillo. Después del desmontaje de la tribuna de madera, de la Mesa y de toda la instalación eléctrica, se ha colocado encima una plataforma convenientemente alfombrada en la que mañana se situarán don Felipe y doña Letizia, sus hijas, las infantas Leonor y Sofía, los presidentes del Congreso y el Senado y las Mesas de ambas cámaras, junto al resto de las altas instituciones del Estado.
Cambio de escaños de piel por sillas de terciopelo rojo
Sobre esa tarima, Felipe VI será proclamado rey de España, junto a la corona y el cetro, símbolos de la monarquía española, que también acompañaron a Juan Carlos I, en el mismo lugar, hace 39 años. No estará en esta ocasión el crucifijo que sí presidió la ceremonia de aquel 22 de noviembre de 1975.
Además de la tribuna de oradores, los operarios del Congreso también han retirado los 350 escaños de piel granate en los que se sientan los diputados. En su lugar se han encajado unas sillas de terciopelo rojo, en las que tomarán asiento diputados y senadores.
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