Hace algunos años, después de perder Mariano Rajoy sus primeras elecciones generales cientos de distinguidos militantes del PP perdieron su trabajo en los ministerios y en Moncloa.
En aquellos tiempos el PP mandaba en la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la ciudad. Hubo desembarco de parados en ambas instituciones donde se podían repartir cargos porque el poder del partido en aquellos tiempos era absoluto.
Esperanza Aguirre, que entonces estaba en el gobierno regional, fue generosa y se encontró trabajo para mucho alto cargo y asesor.
Hace unos días, cientos de populares se han quedado en paro cuando pensaron que tendrían empleo para los próximos dos años. En una semana sus planes profesionales, políticos y personales han volado por la moción de censura de Pedro Sánchez. Altos cargos y asesores ya han dejado sus despachos y serán sustituidos en los próximos días por personas de confianza del PSOE.
Esta vez no habrá desembarco, como hace unos años en Madrid. La primera razón es que el Gobierno regional hizo una importante remodelación una semana antes de que se produjera la moción de censura que apartó del poder a Mariano Rajoy. Incluso están nombrados decenas de directores generales, que sería una buena pedrea para los despedidos.
Tampoco hay hueco en el Consistorio
Otro lugar clásico para recolocar sería el Ayuntamiento de Madrid. Al no tener el Gobierno, el margen de maniobra es nulo. Y los puestos de asesores del grupo municipal ya están copados por damnificados de las derrotas electorales de las municipales y autonómicas.
El partido sería el último refugio. La Nacional tiene el poder en Madrid, pero ya se han repartido todos los cargos y, además, los puestos no están remunerados. La única que recibe sueldo es la responsable de Comunicación, Isabel Díaz Ayuso, que abandonó recientemente su cargo de viceconsejera para concentrarse en el partido.
Las finanzas no están muy boyantes en el partido porque si bien los anteriores dirigentes alardeaban de tener cerca de 90.000 militantes, se calcula que no pagan la cuota ni la mitad. Si hubiera algún cargo que repartir, dentro de esta sequía de empleo para los populares, sería algún puesto de asesor en consejerías del Gobierno regional.
Esta persona tendría que tener una recomendación muy fuerte de Génova, donde en la actualidad, sin presidente, no hay un poder fuerte. Una recomendación de María Dolores de Cospedal sería estudiada con cariño, una de Soraya Sáenz de Santamaría no tendría la misma acogida, señalaban fuentes populares.
Sáenz de Santamaría se ha ganado a pulso el desprecio de Madrid. Mientras María Dolores de Cospedal ha ‘cuidado’ a la regional, a Soraya le acusan de "cuidar poco a la gente”, “no ser cercana” incluso de echar gasolina al fuego cuando ha habido una crisis en las “épocas difíciles”. “Todo lo contrario de María Dolores, que cuando la hemos necesitado estaba ahí”, afirman populares madrileños.
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