La publicación en Vozpópuli del vídeo de 18 minutos en donde la etarra/escultora Itziar Alberdi relataba su idílica vida en el paraíso mexicano de Puerto Vallarta no ha gustado a su entorno. Ayer el vídeo -subido en YouTube el 20 de diciembre de 2012- no se podía visualizar y eso que se habían disparado las visitas. Uno de los escolares que entrevistó a la terrorista era su propio hijo Anuk, hoy con 16 años, que desconocía que su madre y su padre Juan Jesús Narváez habían participado en múltiples asesinatos, entre ellos la ejecución del consejero de Estado Manuel Broseta Pont y del delegado de Ferrovial en la Comunidad Valenciana, José Edmundo Casañ, ambos en Valencia.
Al cumplirse una semana de su arresto en México se van conociendo nuevos detalles sobre como la pareja logró pasar desapercibida en el país durante 22 años. Parece claro que los etarras usaban documentos falsos mexicanos, aunque, al parecer, llegaron a México con pasaportes españoles facilitados en aquel tiempo por el poderoso aparato de falsificación de ETA.
Un vecino de los Ruiz Barreña en la casa ubicada en la calle Joaquín Pardavé 771 de la colonia La Moderna asegura que el sanguinario Narváez Goñi le comentó que su padre era español y su madre mexicana. Al morir su supuesto progenitor heredó y “le dieron en España la oportunidad de elegir entre la nacionalidad española y la mexicana”. Con ese dinero se trasladó al país azteca y construyó la casa de dos plantas, con amplia terraza y jardín, donde Itziar Alberdi realizaba sus esculturas en bronce y terracota.
La pareja, que pisó suelo mexicano en 1992 meses después de asesinar a Broseta, tenía dos hijos, ambos nacidos en el país. Iker Ruiz Barreña nació en 1994 en el Estado de Querétaro, mientras que Anuk, que este año cumplirá 17 años, estudiaron en el Instituto SPAC, ubicado en las proximidades de su casa. Llama la atención el nombre del pequeño ya que Anuk era el alias que usaba el etarra Xabier Kalparsoro, que falleció el 23 de diciembre de 1993 al tirarse de un segundo piso de la Jefatura Superior de Bilbao y al que la banda terrorista quiso convertir en mártir. Casualidades de la vida.
Los hijos desconocían que sus padres eran miembros de ETA. Al parecer, sabían que habían nacido en España, ella en Durango y él en Pamplona. Aunque hablaban euskera no quisieron que Iker y Anuk lo aprendieran. A la familia Ruiz Barreña les gustaba la música de los Beatles, aseguró un vecino. Aunque los etarras llevaban esa doble vida desde hacía 22 años ella no olvidaba el País Vasco como se podía apreciar en el vídeo en donde una de las esculturas era la de un anciano con su típica txapela.
'Pajas' había abierto su propia consulta como quiropráctico en el céntrico número 461 de la avenida Francisco Villa, una de las más transitadas de la ciudad portuaria. En el cristal del negocio llamado Quiro-Balance aún se puede leer un aviso con la letra del etarra: “NO HAY SERVICIO HASTA NUEVO AVISO, DISPULPE LAS MOLESTIAS, J.R”. El local lo había alquilado siete años atrás y nunca dejó de pagar el alquiler para evitar problemas con la policía. Había abierto su propio negocio y su pareja aportaba algunos pesos a la economía familiar con sus clases de yoga y la venta de alguna escultura.
A pesar del historial criminal de la pareja en ocasiones acudían a la emisora de radio C7Jalisco donde participaban en el programa 'El Arte de Vivir' (¡vaya paradoja!) donde, tal como publicó Vozpópuli, hablaban de paz, de perdón o la importancia de la meditación. El etarra, al que su mujer le llamaba 'maestro Juan', incluso pedía “comprensión” ya que sentir “resentimiento hacia una persona o hacia un grupo de personas porque se portaron mal” te hace ser “infeliz”. Iban de místicos, de puristas, de defensores del bien, aunque lo único que han dejado en su vida es el mal, un reguero de crímenes de inocentes que un día se cruzaron en su vida.
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