David Marjaliza, considerado uno de los “cerebros” de la trama Púnica de corrupción, pasa unos días de vacaciones en una de las viviendas que posee en Marbella, en una zona próxima a la exclusiva zona residencial de Los Monteros. El constructor, que se encuentra en libertad provisional desde diciembre de 2015, tras pasar 14 meses en prisión y decidirse, finalmente, a “tirar de la manta”, pidió fechas atrás permiso al juez Eloy Velasco para trasladarse a Marbella (la orden de libertad especifica que debe comunicar al magistrado cualquier cambio de dirección), donde se ha dejado ver con profusión.
Los días de dolce far niente que pasa el otrora todopoderoso empresario de la construcción en la Costa del Sol tan solo se ven interrumpidos por la obligación de presentarse en el juzgado cada 15 días y cuantas veces fuera requerido para ello. Mientras tanto, no tiene empacho en dejarse ver por los restaurantes de moda de la zona. Es un veraneante más que no adopta ninguna medida especial para pasar desapercibido. La discreción, a decir de quienes han coincidido con el constructor, brilla por su ausencia.
Mucho han cambiado las cosas para él desde junio del año pasado, cuando decidió colaborar con la justicia y relatar al juez cómo recibía contratos amañados a cambio del pago de comisiones. Una situación que, a buen seguro, causará la envidia de Francisco Granados, exconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid y único imputado en la trama Púnica que aún permanece en prisión, que posee, junto a su mujer, dos viviendas situadas en la misma urbanización vacacional de Marjaliza. De hecho, el sumario de la trama recoge que Marjaliza corrió durante años con el paso de los recibos de las alarmas de los chalés que disfrutaban en Marbella su amigo Granados y a José Miguel Moreno Torres, que sucedió a éste al frente de la alcaldía de Valdemoro y fue posteriormente diputado regional. ¡Qué lejos quedan para él los días de vino y rosas de que hoy disfruta su compañero de andanzas!
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