A la desesperada. Así andan en los despachos del grupo Prisa, según cuentan las malas lenguas de la Villa y Corte. A pesar de haber conseguido una refinanciación a finales de 2013 y de haber cerrado grandes operaciones de venta en 2014, el conglomerado mediático presidido por Juan Luis Cebrián no puede pagar ni los intereses generados por su mastodóntica deuda. Necesita más ayuda, si cabe, de los bancos. Y a este Buscón travieso le aseguran que algunos directivos del holding han optado por el camino más fácil y directo. O sea, pedir a las entidades bancarias que acometan una suerte de quita de esa deuda enorme.
Sin embargo, es difícil, casi imposible, que estos ímprobos esfuerzos en los despachos sirvan para remediar los gravísimos problemas financieros de un grupo mediático en descomposición. La continua venta de activos supone el paulatino final de un imperio. Estrictamente, Prisa ya ha dejado de ser un grupo multimedia, si las autoridades comunitarias aprueban la venta de Digital Plus a Telefónica. Como es sabido, ahora el conglomerado pone todos sus esfuerzos en aumentar sus negocios en Latinoamérica.
Los grandes e inolvidables desmanes en la gestión del grupo editor tienen unas consecuencias horrendas para su futuro
A grandes males, grandes remedios, ya se sabe. Los extraordinarios e inolvidables desmanes en la gestión del grupo editor tienen unas consecuencias horrendas para su futuro. Prisa debe tanto dinero que acumula en los últimos años numerosas ampliaciones de capital merced a la llegada de diferentes salvadores. Ahora, se repiten las ventas de activos derivadas de su penúltima refinanciación, que supuso un balón de oxígeno. Pero ni una cosa ni la otra son suficientes para impedir el naufragio definitivo. Los parches no sirven para pagar a tanto y tan diferente acreedor.
Hay que ser justos. La verdad es que este mismo verano Prisa ha conseguido rebajar su deuda. El grupo recompró a sus bancos acreedores, con un descuento medio del 25%, un total de 406,6 millones de euros de su deuda con los fondos obtenidos de la venta de su participación en Mediaset. Pero, a pesar de esta buena noticia para Cebrián y sus mariachis, todavía adeuda más de 2.500 millones. Una cantidad desorbitada para la que haría falta una condonación demasiado grande como para que las autoridades no la impidan. Ahora bien, es sabido que en estas élites del poder mediático cualquier operación financiera es posible si así lo desean los que manejan el cotarro...
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación