La entrevista que Pepa Bueno ha realizado este miércoles a Soraya Sáenz de Santamaría en Hoy por Hoy ha vuelto a poner de manifiesto que en Prisa despliegan la alfombra roja, se calzan los zapatos de los domingos y exhiben su mejor sonrisa cada vez que la vicepresidenta aparece en alguno de sus medios de comunicación. El trato que ha recibido la vallisoletana en El País y la Cadena SER desde que accedió a su cargo ha sido privilegiado, lo que ha ayudado a fortalecer su figura y a apartarle de los varios asuntos turbios que han afectado a su partido en este último lustro.
La situación no ha sido muy diferente este miércoles. La vicepresidenta ha comparecido en el programa de Pepa Bueno para explicar los pormenores de la Conferencia de Presidentes, clausurada la tarde anterior. Y se puede decir que el tono de la entrevista ha sido meloso, cuanto menos. Vamos, que Sáenz de Santamaría no ha tenido que esforzarse para repeler las acometidas de la periodista, especialmente amable para la ocasión.
En la conversación, la presentadora de Hoy por hoy ha dado a su interlocutora el suficiente espacio para que realizara una completa exposición de sus méritos en la reunión. Algo, desde luego, inusual en este tipo de conversaciones, en las que las repreguntas suelen ser habituales. Sirvan como ejemplo estos dos extractos de la entrevista:
P: ¿El mayor éxito de la conferencia (de presidentes) es que se haya celebrado?
R: Que se haya celebrado, que se haya celebrado con preparación previa y que se hayan alcanzado doce acuerdos.
(…)
P: Con unos ingresos que son 20.000 millones de euros menos que antes de la crisis, ¿se puede aprobar un modelo de financiación autonómico que mejore la situación de las comunidades? ¿Con menos dinero a repartir se puede dar más?
R: A las CCAA hay que contarles la realidad: perdimos 70.000 millones de recaudación con la crisis y todavía no los hemos recuperado. Por tanto, la primera mantera de llegar a un acuerdo es contarle a la gente la realidad de lo que hay.
Aliada de Cebrián
La relación de Sáenz de Santamaría con el Grupo Prisa ha sido muy fluida durante los últimos años. En los mentideros de la corte se ha hablado largo y tendido de la amistad que le une a Juan Luis Cebrián, a quien concedió un importante favor cuando, a mediados de la primera legislatura de Mariano Rajoy, medió para que la banca aceptara capitalizar la deuda que mantenía con la dueña de El País y la Cadena SER.
Desde entonces, el diario más vendido de España ha sido generoso a la hora de destacar sus logros y muy cuidadoso al abordar los asuntos más polémicos que rodean a la política. De hecho, en su redacción aún recuerdan el día que su director, Antonio Caño, llegó a censurar un artículo que versaba sobre el trabajo en Telefónica del marido de la vicepresidenta, Iván Rosa, y su posible obligación de abstenerse en los Consejos de Ministros a la hora de votar sobre temas que afectan al sector de las telecomunicaciones.
Tampoco es la primera vez que Pepa Bueno ha moderado su tono para no interferir en los intereses de Prisa. Sin ir más lejos, el pasado octubre las redes sociales clamaron contra la periodista y le acusaron de ser “la voz de su amo” por evitar pronunciarse sobre las declaraciones que realizó Pedro Sánchez en el programa ‘Salvados’, en las que acusaba a algunos ‘jefes’ de El País de presionarle para que su partido se abstuviera en la investidura de Mariano Rajoy.
La periodista también fue especialmente complaciente durante la conversación que mantuvo en antena con Juan Luis Cebrián poco después de que varios medios de comunicación airearan su vinculación con los Papeles de Panamá. Entonces, el presidente de la compañía eludió toda responsabilidad sobre este asunto y habló de una especie de conspiración mediática contra Prisa y contra su persona, sin ser ni siquiera interrumpido ni cuestionado por la periodista.
En esta ocasión, la polémica ha tenido que ver con una entrevista a la vicepresidenta, la persona del Gobierno que más influencia tiene dentro del sector de los medios de comunicación y a la que Prisa guarda un respeto casi reverencial. Por cierto, pese a que el Gobierno le negara un canal de televisión en 2015.
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