¿Dimite o no dimite Jaime García-Legaz, el secretario de Estado de Comercio vinculado en una preciosa amistad al pequeño Nicolás? Ésa es la cuestión más manida en los círculos de la Villa y Corte justo en la antesala de la Navidad. Ya hay quienes enseguida se muestran taxativos y auguran muy vehementes que la renuncia de Legaz tan sólo es una cuestión de semanas. Las fechas festivas se antojan el momento propicio para que abandone el cargo sin mayores ruidos, sostienen.
El propio Luis de Guindos está que se sube por las paredes y quiere quitárselo de encima. Pero no lo hará. Por ahora el ministro de Economía ha trazado una línea roja: lo mantendrá en el puesto en tanto en cuanto no aparezca una nueva información que ponga claramente de manifiesto que Legaz ha cometido alguna ilegalidad, cosa que desde luego todavía no ha ocurrido.
Sin embargo, hay una razón bastante más simple por la que Legaz no puede ser cesado bajo ningún concepto. "Si se demuestra que Nicolás pone y quita miembros del Gobierno… Eso sería terrible para el Ejecutivo. Después de haber salido todos en tromba a desmentir las acusaciones vertidas por Nicolás, sería como si de repente se les concediese credibilidad. Legaz no puede dimitir. Es el muro de contención del Gobierno en el caso Nicolás. Y pongamos que dimite, ¿quién sería entonces el siguiente tras Legaz?", comenta una fuente muy bien informada.
La vorágine de dimes y diretes sitúa a nombres de lo más diverso a la vera del personaje también conocido como Fran-Faes. “A ver si ahora va a resultar que tenía fotos con todos pero con el único con el que mantenía el contacto era con Legaz. Al pequeño Nicolás lo usaba más de uno como chico de los recados”, comenta a este Buscón travieso alguien muy bien situado en las filas populares. Por el momento, parece que más de uno suspira aliviado porque considera que lo peor ha pasado... y ha salido indemne.
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