El escándalo de Jordi Pujol & Co. ha dejado literalmente sin habla a sus seguidores. En muchas familias tradicionales de Cataluña todavía impera la ley del silencio sobre el asunto y se resisten a valorar una noticia que, en otras ocasiones, lo normal habría sido tildarla de ataque españolista, aunque esta vez, tras el reconocimiento expreso de fraude por parte del ex president, la cosa ha cambiado.
Ha pillado con el pie cambiado a todo el mundo y en las cuatro provincias catalanas de momento no se realiza examen de conciencia sobre los últimos 35 años, ante el miedo a la sensación de trasero al aire y sin argumentos de futuro que pudiera quedar. Todo menos eso. Tiempo habrá para saber qué opinan voces autorizadas del nacionalismo, poseedores de la doctrina, que de momento callan y echan balones fuera.
Así que en las comidas de domingo o en las cenas familiares, de momento no se habla demasiado de esto. Silencio y a ver acontecimientos es la máxima entre el nacionalismo burgués, entre otras cosas porque el gran poseedor de doctrina era el mismísimo Jordi Pujol i Soley.
Blindado en Queralbs
Estos días hemos visto cómo Pujol podía pasearse por Queralbs sin el menor problema. Queralbs es un precioso y empinado pueblo románico situado en pleno Ripollès o, por ser aun más precisos; en plena Vall de Ribes, que también quieren hacer comarca a pesar de que ya tienen más de 40 para cuatro provincias. Se ve que son pocas.
Por supuesto, el Ripollès es bastión del nacionalismo independentista y por esos lares el ex Honorable no va a encontrar el rechazo social que tal vez ahora sí encontraría si saliera por las Ramblas o el Paseo de Gracia. Los paisanos y veraneantes de la zona le tratan con normalidad, simpatía e incluso le dan ánimos sin alharacas (hay cámaras por todas partes), aunque saben que el impacto de todo esto está por llegar. Sin embago, nadie la hará un feo a Pujol ahí.
Mientras todo parece estar en un stand by después del bombazo de finales de julio, resultaba interesante echar una ojeada a las columnas de opinión de estos días recientes del principal diario independentista catalán, ‘El Punt-Avui’, para ver cómo se va digiriendo el asunto. Y, en general, hay un sentimiento que apunta a ignorar en lo posible la corruptela del patriarca de CiU para insistir en el proceso independentista como algo muy por encima de personalismos poco menos que intrascendentes.
“Un mes para la diada más decisiva”, titulaba ayer el editorial del diario. “El estado español se ha quitado la careta (…) El proyecto español para Cataluña consiste en que el territorio que ocupa este país es español a todos los efectos y lo seguirá siendo en adelante y si para eso hay que erradicar cualquier diferencia cultural, nacional o lingüística, la razón de estado justificará cualquier operación que pase por encima de los derechos más elementales”.
Leyendo eso, alguien diría que los tanques han estado paseando por las calles de Barcelona en meses recientes o las escuelas han sido clausuradas, pero, en cualquier caso, se trata del argumento socorrido del circuito independentista; algo inflamado quizá, ante la cercanía del 11 de septiembre. Pero ni mención a los Pujol.
¿Consignas?
Sin embargo, merece la pena recuperar un artículo de la semana pasada, firmado por uno de sus columnistas habituales, Efrem Gordillo, en teoría un experto en Dalí y que también se ha dejado ver por las páginas de La Vanguardia. El autor, un joven que debe rondar la treintena, decía las siguientes lindezas, dignas de las más altas aspiraciones, que sin duda oiremos o leeremos más en el futuro porque tienen toda la pinta de ser una consigna o un argumento defensivo:
“El revuelo que se ha creado por el dinero colocado en el extranjero es sintomático del infantilismo generalizado del país. El encarnizamiento de muchos catalanistas y especialmente de los convergentes, denota falta de autoestima (el de los españolistas es pura venganza); la necesidad de ponerse por encima, de matar al padre para autoafirmarse. Lo primero que demuestra el asesinato freudiano del padre es que, efectivamente, hay padre, y ser padre a nivel cultural sólo puede conseguirse con una obra colosal. Matar a Pujol es aceptar que ha hecho esta gran obra”.
“Vayamos al pecado: estafar al estado español. Ser el máximo representante de los catalanes y estafar el estado que te quiere destruir. A Pujol se le echa en cara haber estafado al estafador: engañar a quien te saquea. Había precedentes: prisión y tortura por incitar en el Palau de la Música a cantar El Cant de la Senyera, jugarse los ahorros para fundar una banca catalana, cuyo objetivo era constituirse, a largo plazo, en un gran banco catalán que sirviese de base para una expansión industrial y económica de Cataluña”.
Aquí, pasa por alto un pequeñísimo detalle: todo apunta a que el dinero oculto de los Pujol procede también de actividades en las que se ha robado a los catalanes, de la misma manera que esa Banca Catalana dejó sin ahorros a muchas familias de la región, aunque dicho artículo también echa la culpa de la quiebra a Europa Press, por esparcir rumores que provocaron la retirada de depósitos indiscriminada de entidad financiera, colapsándola finalmente.
Tampoco faltan justificaciones de tipo; digamos técnico, para la evasión fiscal: “El mismo año que Jordi Pujol fue nombrado presidente (1980) y murió su padre, dejándole la herencia para los nietos en el extranjero, no pasó ni un año hasta que Tejero y los suyos perpetraran un nuevo golpe de estado militar (1981). El último presidente en un golpe de estado fue Companys, que tuvo que huir y fue asesinado por los fascistas”.
Vamos, que, como todo abuelo hace con los nietos al nacer, abrió una cuentecita para ellos en Suiza, no fuera que los españoles fueran a hacer lo de siempre.
El final es una pura apoteosis: “A la luz de lo visto, estafar a un Estado español que ha intentado destruir Cataluña por todos los medios posibles siempre que ha podido, me parece una virtud y uno de los primeros deberes de todo catalán. Es más, si conseguimos independizarnos, debería puntuar en las oposiciones de la Generalitat y todo!”
Estafar a España puntuará en la futura Cataluña, por tanto.
“Por la obra política (de Pujol) no hay que sufrir, ya es historia y el tiempo se encargará de ponerla en su sitio. Y, por descontado, le aceptamos las disculpas, presidente, a pesar de que no hacían falta. Usted es un ejemplo y un referente”.
Por si alguien lo dudaba, el artículo se titulaba “Gràcies, president”.
Postura sociológica
Sí, ya sé que enseguida saldrá quien diga que reproduciendo esto se hace un favor a quien ha escrito el artículo y que los que están en contra no quieren leer este tipo de piezas, pero no está de más, porque sin duda representa una pequeña o gran postura sociológica sobre el asunto, que intentará reconvertir a Pujol en héroe y mártir por estafar a España, el gran ladrón.
Sólo el tiempo arrojará luz sobre el alcance, pero quienes impulsen esto (y lo harán muy bien) buscarán que mucha gente no quiera saber nunca más nada de ‘3 per cents’, tramas de itvs, viajes a Andorra, Madrid, sacos de dinero, etcétera etcétera. Sólo, de ‘Madrid ens roba’.
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