Son comunes los casos de 'padres como Dios manda' a los que les sale un hijo bala perdida, pero no tanto los de hijos formalitos con padres despendolados. Este es sin duda el caso de la familia Verstrynge: mientras el pater familias, Jorge Verstrynge, se dedica a hacer el perroflauta, azuzando a las masas a base de escraches contra el Gobierno del que fuera en su día su partido, sus hijos son respetables financieros. Uno, banquero privado, el otro, de inversión.
Ambos son perfectamente conocidos en la city madrileña. Sigfrido fue banquero de la firma Mirabaud hasta 2009 y operaba preferentemente en Suiza, o al menos eso asegura un colega suyo, que comentaba a este buscón que “le vi en Baqueira esta Navidad. Hasta lo que yo sé estaba por Suiza. Tiene un cañón de mujer…”. Y, efectivamente, ahí opera.
Este colega dice que ha sido uno de tantos asesores que se ha inflado a regularizar clientes en el periodo que duró la amnistía fiscal, formando parte de esa auténtica ‘caravana de banqueros’ que se pudo ver por los aeropuertos.
El otro hijo, Eric Verstynge, trabaja en Societe Generale, en banca corporativa y de negocios. También protagonizó una boda de alto copete. Ambos son ejemplos de jóvenes ejecutivos sobradamente preparados, de los de traje a medida, tirantes y zapato de hebilla.
Descienden los dos del ácrata agitador y de la todavía bella María Vidaurreta, ex Lady España, pareja separada hace ya un montón, claro. Quedan lejos los tiempos en los que el agitador de masas era el delfín de Fraga en aquella Alianza Popular que jamás sería capaz de desbancar al PSOE de Felipe.
Sin duda, para los hijos no debe ser nada fácil tener un padre así, especialmente por sus ocupaciones profesionales. Aunque claro, si están donde están es porque han vivido en un entorno lo suficientemente selecto como para acceder a esos puestos; que no todo el mundo puede estudiar en la Sorbona ni hacer másters.
Ahora llevan una vida profesional plena, burguesa, incluso podría decirse ¿lujosa?
Jorge Verstrynge es un figura que pasó del falangismo a ser el ‘chico listo popular’. Hasta ahí, ok, que todavía hay en las filas del PP varios demócratas que, sin embargo, en su día saludaron entusiastas brazo en alto. Pero la cosa no quedó ahí. En 1986, continuó escorándose y se pasó al PSOE, luego a IU y luego ha ido mutando en una especie de monstruo con ínfulas mediáticas, con el espíritu provocativo de Freddy Mercury, la coherencia ideológica de Adolfo Suárez, el poso intelectual de Sánchez Gordillo y la elegancia de Falete.
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