La actual cúpula policial observa en estos días con una gran incredulidad cómo Eugenio Pino, ex Director Adjunto de la Policía, pretende eludir sus responsabilidades en la filtración y divulgación de las grabaciones de las conversaciones mantenidas entre el ministro de interior Jorge Fernández Díaz y el Jefe de la Oficina Anticorrupción de Cataluña, Daniel de Alfonso, en el despacho del ministro.
Estos mismos mandos también han expresado en conversaciones privadas su extrañeza por el hecho de que Eugenio del Pino mire para otro lado en el caso de los pendrives del ‘Caso Pujol’.
Pino fue número dos de la Policía y la persona que convenció al ministro del Interior, Jorge Fernández, para que grabara las conversaciones que se celebraran en su despacho. La iniciativa terminó con el diálogo entre el ministro y el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, publicado en el diario ‘Público’.
Durante sus años de gestión, la Policía logró los datos que acreditaban que la familia Pujol tenía patrimonio en bancos andorranos. El ex director adjunto de la Policía tenía en su propio despacho de una gran caja fuerte en la que, según presumía ante propios y extraños, guardaba grandes secretos de Estado.
En el despacho contiguo, que ocupaba su Secretario General, también había una caja de caudales susceptible de guardar documentos especialmente sensibles, según personas que conocen la casa.
Eugenio Pino contaba en la dirección Adjunta Operativa con el apoyo de su jefe de gabinete, José Ángel Fuentes Gago, un hombre de su plena confianza y custodio de sus secretos.
Fuentes policiales consideran que no tiene sentido que Pino confiase a Marcelino Martín, entonces comisario jefe de Asuntos Internos, para que guardara grabaciones de las conversaciones del ministro, ni que este fuese el artífice de la filtración a la prensa, como se ha dicho desde algunas instancias.
Afirman estas fuentes que Marcelino Martín Blas no le debía su puesto de jefe de Asuntos Internos. Añaden que cuando se produjo la entrevista grabada entre Jorge Fernández Díaz y Daniel de Alfonso las relaciones entre ambos mandos policiales eran muy tensas e incluso estaban rotas.
En el Ministerio del Interior tienen claro, a pesar de las versiones contrarias, que el comisario principal Marcelino Martín Blas no formó parte nunca de la extraña brigada de Análisis y Revisión de Casos (BARC), la cual dependía directamente de su artífice, el ex Director Operativo.
Pino encargó a dicha brigada, entre otros, los informes relativos al 11-M, ‘Caso Faisán’ y ‘Caso Marta del Castillo’, algunos de los cuales no aparecen.
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