Podemos llegó a la Asamblea de Madrid con la idea de abrir a la gente una institución que consideraban invisible. Su portavoz, José Manuel López, ya dijo desde el primer día que iba a utilizar las instalaciones para los ciudadanos. Dicho y hecho. En las últimas semanas Podemos ha organizado en una de las salas reuniones charlas con todos sus alcaldes y concejales de la Comunidad de Madrid, a los que ha explicado el presupuesto del Gobierno regional y cuál ha sido la posición del partido en cada uno de los temas.
En una segunda reunión (a la que corresponde la foto) han estado los cargos que se encuentran en la oposición, a los que ha repetido los mismos planteamientos. En las dos ocasiones han pedido a los militantes que están en las instituciones que expliquen cuáles son sus necesidades para llevarlas al Parlamento regional. Tras las elecciones se proponen hacer trabajos de formación para que todos estos cargos tengan conocimientos municipalistas, sobre la Comunidad y la posibilidad de mejorar sus localidades.
Han recibido peticiones para ir a estos encuentros de personas que se han quedado huérfanas de partido tras las elecciones
Una de las sorpresas que están teniendo los dirigentes de la formación morada en la Comunidad es que han recibido peticiones para ir a estos encuentros de personas que se han quedado huérfanas de partido tras las autonómicas y generales. Gente independiente, de la antigua Izquierda Unida de Madrid e incluso de UPyD se han acercado para saber si pueden participar en estos encuentros y encontrar formación, información o apoyo político. Los responsables de Podemos afirman que son una nueva formación con métodos del siglo XXI y no los tradicionales de los partidos que no permitían participar en sus actividades más que a los militantes o a los muy cercanos.
En la Asamblea de Madrid, especialmente entre el PP, hubo cierta preocupación porque se temía que Podemos quería utilizar las instalaciones como si fuera una sede de partido, algo que se impidió en su día al PSOE de Tomás Gómez. Esos primeros temores, que argumentaron temas de seguridad para frenar el uso de las salas y las reuniones, parece que han ido desapareciendo con el paso de los meses.
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