Jaume Roures es últimamente el perejil de todas las salsas. El dueño de Mediapro –defensor del trotskismo, salvo en lo que respecta a sus negocios- lo mismo monta una cena con Pablo Iglesias y Oriol Junqueras en su casa que instala una carpa en el centro de Barcelona para que los medios de comunicación sigan la actualidad del 1-O. El empresario se ha convertido en uno de los protagonistas de este ‘mes caliente’ en Cataluña y no hay día en que no surja una noticia que le afecta en mayor o menor medida. Tal es así que en el Ejecutivo se preguntan cuál es su verdadero papel en el proceso soberanista. Básicamente, porque desconfían que sea el de un simple mercader.
En los pasillos de Moncloa se ha podido escuchar estos días una frase, de boca de un alto cargo del Gobierno, que decía lo siguiente: “No sabemos si Roures paga al independentismo o el independentismo paga a Roures”.
Hasta este Buscón han llegado durante las últimas semanas múltiples mensajes que contenían información sobre el papel que está jugando este multimillonario productor audiovisual dentro del proceso soberanista. Este jueves trascendió que su empresa montará y gestionará centro internacional de prensa del Govern para el 1 de octubre. Ahora bien, en el Ejecutivo dudan si el empresario ha ido más allá y ha prestado apoyo económico –o de otro tipo- a los líderes del movimiento secesionista.
Su posición sobre la independencia de Cataluña ha estado siempre en consonancia con la de Podemos, puesto que ha defendido la celebración de un referéndum en el que los ciudadanos de esta comunidad autónoma expresen si desean seguir formando parte de España o si prefieren fundar un Estado. Pero quienes conocen bien a Roures dicen que en las últimas semanas ha transmitido a su entorno la idea de que a los catalanes les iría mejor si constituyeran su propio país. Hay que hacer la consulta, sí, pero como la vía más rápida para romper España por el Este.
Su socio y número 2 del grupo, Tatxo Benet, opina exactamente igual con respecto al futuro de Cataluña, y así lo expresa sin excesivo disimulo, casi a diario, en las redes sociales. Ahora bien, pese a su afán de marcharse, no renuncian a hacer caja en su sector televisivo. Tanto en el privado como en el público.
Mediapro, 'la internacional'
Desde el punto de vista empresarial, lo que ocurra durante los próximos días en Cataluña no afectará demasiado a Roures, puesto que la mayoría de sus negocios se encuentra fuera de España. Los cimientos de su imperio los puso en Barcelona y en la Avenida de la Diagonal se encuentra su sede central, pero Mediapro está presente actualmente en los cinco continentes.
Los números de este conglomerado empresarial cada vez son mejores, entre otras cosas, gracias a su capacidad para hacer amigos en todos los ámbitos. En su agenda comparten espacio Florentino Pérez, Pablo Iglesias o los miembros de la familia real catarí que gestionan el canal futbolístico beIN Sports (Al Jazeera), donde se emite en España la Champions League. Comunista, sí, pero sin excesivos reparos para entablar alianzas con 'la casta' o con monarquías acusadas de financiar el terrorismo islámico con petrodólares. No conviene caer en el error de dejar que la ideología altere el rumbo de los negocios. Salvo en Cataluña, claro.
La Federación de Asociaciones de Periodistas (FAPE) está que trina con el empresario porque ha establecido una tarifa para los medios de comunicación que quieran acceder a su centro internacional de prensa el próximo 1-O. En concreto, la prensa escrita pagará 10 euros por entrar a esta carpa y 'disfrutar' de su Wi-Fi y de su catering. Quien vaya comido de casa y disponga de conexión a internet, tendrá que pagar igual.
¿Quién dijo que no se podía obtener beneficios de la cobertura de un acontecimiento como el del domingo? Quien lo hizo, no conoce a Roures.
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