Aniyia Williams es una creadora, inventora y agente del cambio en Silicon Valley, San Francisco, la capital de las start-ups tecnológicas. Es la cofundadora de Zebras Unite, un movimiento liderado por emprendedores con la misión de crear un ecosistema más ético y sostenible para las start-ups. Aniyia aboga por nuevos sistemas de financiación alternativos al capital riesgo, que permitan la entrada al mercado de mujeres emprendedoras y personas de color. Esta es una de sus principales conclusiones tras haber participado en la mesa “Financing Strategies: Investing in Inclusive Economic Development” del Smart City Expo World Congress.
Hablamos con Aniyia Williams en la sala de prensa del SCEWC.
¿Cuál es su experiencia financiando start-ups en SIlicon Valley? Háblenos de sus principales fracasos y éxitos.
Es un panorama muy interesante. Una buena parte de las posibilidades de éxito dependen de quién eres, eso es lo que caracteriza la posibilidad de conseguir fondos más que cualquier otra cosa en estos momentos. En cierta manera, si lo miras a grandes rasgos, existe una enorme cantidad de dinero que está fluyendo a través de una superestructura de capital riesgo, pero, como he mencionado en mi charla, en el momento de asignar los fondos…
No se distribuyen de forma equitativa…
Los costes de crear una nueva empresa en Silicon Valley son elevados y la mayor parte de este dinero lo siguen recibiendo los hombres blancos. Las mujeres reciben aproximadamente un 10% de los recursos que se distribuyen para la financiación de start-ups en toda la industria y, si hablamos de la gente de color, reciben únicamente el 2%.
No obstante, en estos momentos empezamos a ver personas que se dedican a crear fondos para ayudar exclusivamente a los grupos de emprendedores infrarrepresentados desde el punto de vista del acceso a los recursos.
Las mujeres reciben aproximadamente un 10% de los recursos que se distribuyen para la financiación de start-ups en toda la industria
¿Se está entonces produciendo un cambio?
Estas personas no lo tienen fácil para consolidar los fondos; su experiencia es un reflejo de la de los propios emprendedores y se les presentan muchos retos estructurales que les hacen difícil conseguir los fondos. Por ejemplo, los requerimientos cuando se crea una sociedad de responsabilidad limitada: el volumen mínimo de líquido que se les solicita comparado con lo que la sociedad puede gestionar, etc.
Entonces, ¿el éxito en Silicon Valley sigue siendo escaso?
Creo que ha habido menos éxitos (sonríe)… de los que Silicon Valley quisiera haber visto este año. Ha habido diversas OPAs, la mayor parte de las cuales no han salido bien, porque llegados a un punto, los compradores empezaron a echar el freno mientras intentaban asegurar beneficios. Afortunadamente, algunas empresas que han entrado en el mercado de lo público ya han reportado beneficios. Al mismo tiempo, se observa algo consustancial a la naturaleza de Silicon Valley, que es intentar crear un sistema propio de dinámicas y valores de intercambio en vez de adaptarse al mercado tradicional, lo cual complica las cosas, porque distrae de lo que debería ser el objetivo principal, que es hacer un buen negocio.
Pero ¿sigue siendo Silicon Valley la tierra de las oportunidades?
¡Hay muchas oportunidades aún por aprovechar! Aunque si miras a las finanzas, el capital y las start-ups, especialmente en el sector tecnológico y espacialmente en Silicon Valley, donde yo vivo, se percibe una gran brecha entre, por un lado, un enorme volumen de capital riesgo y por el otro, la gente asumiendo los riesgos con su propio tiempo y dinero. Sólo unos pocos cuentan con el apoyo económico de sus familias y esto exacerba un sistema en el que las personas que ya tenían privilegios son los que al final pueden absorber el riesgo de empezar un negocio y pasar al siguiente nivel, en el que consiguen la financiación.
Creo que ha habido menos éxitos (sonríe)… de los que Silicon Valley quisiera haber visto este año.
Está definiendo una especie de burbuja social…
Eso también implica que hay muchas soluciones que intentan resolver los problemas de la misma manera, porque las llevan a cabo personas del mismo entorno y con las mismas perspectivas. Pero si se expandiera esta base de personas que proponen soluciones a un grupo más variado, con más mujeres y más gente de color, según algunos estudios demuestran, contaríamos con se empresas que darían mejores resultados y que solucionarían algunos problemas del mundo que todavía no están resueltos.
¿Está de alguna forma la dinámica de las finanzas muy lejos de la dinámica de las personas?
Absolutamente. Hay mucho que hacer en este sentido. El pasado verano en California se organizó una mesa redonda entre quinientos CEOs, donde se concluyó, colectivamente, que ya no tenía sentido pensar sólo en los accionistas de las empresas, sino que había que pensar también en otros miembros de la sociedad y prestar más atención a lo que nuestras empresas hacen, aparte de maximizar los beneficios en el corto plazo. Es muy esperanzador que un importante grupo de CEOs muestren este liderazgo y apuesten por un cambio cultural en el capitalismo americano.
Podría ser el inicio de un cambio…
¡Aunque también habría que asegurarse de que esto significa algo más que un buen titular en la prensa! Eso ya sería para otra conversación (ríe)
Explíquenos su teoría del paradigma de la Cebra en comparación con el Unicornio.
Zebras Unite fue fundada en 2016 por cuatro emprendedoras, Astrid Scholz, Jennifer Brandel, Mara Zepeda y yo, que fundamos un proyecto que, por una razón u otra, no encajaba en lo que el capital riesgo consideraba como “invertible”. Empezamos a pensar en una alternativa al capital riesgo para financiarnos y llegamos a la conclusión que teníamos que cambiar ese Unicornio místico de la start-up exitosa, por algo “real”. La Cebra es blanca y negra. En nuestra interpretación, es negra porque sigue queriendo beneficios y es blanca, porque tiene un propósito social y contribuye a sanar a la comunidad.
La actitud de la Cebra tiende a ser más colaborativa y win-win que la actitud competitiva del Unicornio, donde el ganador se lo queda todo. No es necesario que porque tú tienes yo no tenga, sino que todos podemos tener. Si creamos un marco más equitativo para todos los emprendedores y levantamos también a los que ahora están en el fondo, eso aportará beneficios para todos.
El consejo que doy a todos los emprendedores: piensa en cuáles son los problemas que tú eres único resolviendo, por tus habilidades, por tus deseos, por tu capacidad
Para acabar, le pido un consejo para los emprendedores en Barcelona
Es el consejo que doy a todos los emprendedores: piensa en cuáles son los problemas que tú eres único resolviendo, por tus habilidades, por tus deseos, por tu capacidad para trabajar en la resolución de estos problemas. Al final, crear un negocio es a menudo encontrar la forma en qué sólo tú lo haces real, la forma en que tú eres especial satisfaciendo las necesidades de los clientes, de forma que ellos quieran seguir hacer negocios contigo.
También les diría, se muy consciente en cómo construyes un negocio más allá de ti mismo. Si alguien asume todos los riesgos, es normal que tenga una compensación. Pero a lo largo del tiempo, las cosas se van nivelando y es preciso tener en cuenta la contribución de otras personas. Que sean adecuadamente retribuidos, que sientan dignidad y que tengan un propósito en lo hacen.
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