El pasado mes de diciembre el Govern y los Comuns presentaron la reforma fiscal que han acordado para el 2020 en Cataluña. Está previsto implementarla en este primer trimestre de 2020, junto con los Presupuestos de la Generalitat para 2020. A ver si lo consiguen.
El último Presupuesto aprobado por la Generalitat fue el del año 2017. En el 2018 se funcionó con el Presupuesto de 2017 prorrogado. En 2019 se funcionó con el Presupuesto de 2017 nuevamente prorrogado. Ha empezado el 2020 y seguimos con el Presupuesto de 2017 prorrogado. ¿Cómo es posible esto?
Cataluña lleva tres ejercicios con Presupuestos prorrogados porque el Govern no se ha dedicado a generar el consenso necesario para activar esta herramienta, la más importante del poder político. El Presupuesto es la expresión numérica del proyecto de sociedad que debe tener diseñado un Govern. Se trata de determinar: cuánto dinero va a obtener la Generalitat del Estado, cuánto dinero piensa cobrar a los catalanes con sus impuestos propios, cuánto dinero piensa gastar en atender los servicios públicos (sanidad, educación, seguridad ciudadana...), cómo asumir el más que probable déficit entre ambas magnitudes y a quién va a pedir préstamos por la diferencia. Casi nada. ¿Qué familia o empresa puede funcionar sin tener esto claro?
Que Cataluña lleve tres ejercicios sin haber consensuado estos "pequeños detalles" da una idea del desgobierno en que está sumida. Cataluña lleva mucho tiempo instalada en la anormalidad. Lo que vemos cada día es más guerrillas internas y más enfrentamiento con la Justicia. ¿Sirve esto para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos de Cataluña?
No sabemos qué va a pasar en estos primeros meses de 2020. Pedro Sánchez ha sido investido con la abstención de ERC (y de Bildu) y hay una especie de acuerdo PSOE-ERC. Hay división entre ERC y pos-convergentes. Hay división dentro de los pos-convergentes. La CUP va a su aire. ¿Habrá elecciones autonómicas pronto? ¿Se formará un Govern ERC-PSC-Comuns? Demasiadas incógnitas.
El maltrato fiscal, en cifras
Lo que vamos a examinar en este artículo es el dinero que cobra la Generalitat por IRPF a los catalanes de rentas más bajas. Y compararlo con lo que cobra a las rentas más altas. Ya sabemos que el Acuerdo Govern-Comuns propone incrementar el tipo catalán del IRPF a las rentas superiores a 90.000 euros. Sumado eso al incremento propuesto en el Acuerdo PSOE+UP para las rentas superiores a 130.000 euros, se llega en Cataluña a tipos de gravamen del 52%. En Madrid será el 47,5%. Nos parece que esto empeorará las cosas.
Pero lo que es mucho peor es el maltrato que la Generalitat da, en su tramo autonómico del IRPF, a los contribuyentes de rentas bajas. Este maltrato se mantiene desde hace años y no disminuye tras el Acuerdo. Sigue tal cual. Y es descarnado cuando se compara con lo que ocurre en otras CC.AA. Cataluña es la Comunidad que peor trata a las rentas bajas en el IRPF. Vamos a verlo.
El tramo catalán del IRPF
La Generalitat tiene competencias para regular y cobrar el tipo autonómico del IRPF. Es algo más de la mitad del IRPF recaudado en Cataluña, pues la cuota que hay que pagar a la Generalitat es mayor que la que hay que pagar al Estado. La Agencia Tributaria del Estado (AEAT) recauda todo el IRPF pagado por los catalanes y entrega a la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC) la parte que le corresponde.
Veamos cuánto habrá que pagar en este año 2020 por el tramo autonómico del IRPF 2019 en Cataluña, frente a lo que hay que pagar en otras CCAA como Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía. Examinaremos en cada una 3 niveles de rendimientos: 12.450, 20.000 y 28.000 euros. Hay que decir que por debajo de 28.000 euros están el 75% de los declarantes. Los datos son los de rendimientos del trabajo, pero son extrapolables a los rendimientos de actividades empresariales o profesionales con muy pequeñas diferencias.
Rendimientos de 12.450 euros (el salario mínimo es 900x14 =12.600)
La base liquidable del IRPF se calcula restando de estos rendimientos la reducción general de 2.000 euros, más la reducción adicional de 5.565 euros que se aplica a las rentas muy bajas. Sale una base liquidable de 4.885 euros. A esta base se le aplican los tipos de gravamen, estatal (9,5%) y catalán (12%, ojo al dato). De ahí sale la cuota íntegra: 464 euros para el Estado, 586 euros para Cataluña. A continuación esas cuotas se reducen por aplicación del mínimo personal. En el Estado es 5.550 al 9,5% = 527 euros, por lo que sale cuota estatal cero.
En Cataluña, antes del Acuerdo Govern-Comuns, es 5.550 al 12% = 666 euros, por lo que sale cuota autonómica cero. Esto es así en todas las CCAA de España. Estos contribuyentes no tienen que pagar nada en ningún sitio. (No examinamos País Vasco ni Navarra). Siendo esto así, ¿qué consecuencias tiene proponer para estos rendimientos un incremento del mínimo personal de 5.550 a 6.105 euros, como hace el Acuerdo Govern-Comuns? Ninguna. Seguramente no han echado bien las cuentas.
2. RENDIMIENTOS DE 20.000 EUROS (Base liquidable: 18.000)
Cuota estatal, igual en todas las CCAA: 1.322 euros.
Cuota autonómica en Cataluña: 1.500 euros (178 euros más que al Estado).
Cuota autonómica en Madrid: 1.242 euros (un catalán paga 258 euros más).
Cuota autonómica en Valencia: 1.330 euros (un catalán paga 170 más).
Cuota autonómica en Andalucía: 1.339 euros (un catalán paga 161 más).
Así pues, con unos rendimientos de 20.000 euros, un catalán paga a la Generalitat 178 euros más que al Estado (un 13,5% más), y 258 euros más (un 20,9% más) de lo que paga un madrileño a su Comunidad.
3. RENDIMIENTOS DE 28.000 EUROS (Base liquidable: 26.000)
Cuota estatal, igual en todas las CCAA: 2.456 euros.
Cuota autonómica en Cataluña: 2.620 euros (164 euros más que al Estado).
Cuota autonómica en Madrid: 2.312 euros (un catalán paga 308 euros más).
Cuota autonómica en Valencia: 2.442 euros (un catalán paga 178 más).
Cuota autonómica en Andalucía: 2.473 euros (un catalán paga 147 más).
Así pues, con unos rendimientos de 28.000 euros, un catalán paga a la Generalitat 164 euros más que al Estado (un 6,7% más), y 308 euros más (un 13,3% más) de lo que paga un madrileño a su Comunidad.
Triste conclusión para las rentas bajas
Las cifras cantan. Es evidente que las rentas bajas sufren una sobrecarga fiscal en el tramo catalán del IRPF respecto al Estado y respecto a las demás CCAA. Y cuanto más bajo es el nivel de renta, mayor es el maltrato que sufren en Cataluña. Es increíble. Fijémonos en el contribuyente que gana 20.000 euros al año, que no es ningún potentado. De entrada, paga al Estado 1.322 euros y a la Generalitat 1.500. Ya es una buena diferencia. Y, si comparamos con otras CCAA, el agravio que sufre este catalán por lo que paga a la Generalitat es alucinante: paga 258 euros más que en Madrid, 170 más que en Valencia y 161 más que en Andalucía. Es una diferencia enorme para una renta de 20.000 euros.
¿Se compensa este maltrato fiscal mediante la prestación de unos servicios públicos (sanidad, educación, seguridad ciudadana...) en Cataluña mejores que los de Madrid, Valencia o Andalucía? Que el lector lo juzgue.
¿Y qué pasa con las rentas más altas?
Asombrosamente, las fuertes diferencias advertidas en perjuicio del contribuyente catalán de renta baja, casi desaparecen cuando se trata de contribuyentes de rentas altas. Veamos:
1. Por una base liquidable de 60.000 euros se paga al Estado 8.424 euros. A la Generalitat 8.792 euros. A la Comunidad de Madrid 8.281 euros. Así pues, un catalán con 60.000 euros de base paga a la Generalitat 368 euros más que al Estado (un 4,4% más), y 511 euros más (un 6,2% más) de lo que paga un madrileño a su Comunidad.
2. Por una base liquidable de 90.000 euros se paga al Estado 15.174 euros. A la Generalitat, 15.242 euros. A la Comunidad de Madrid, 14.581 euros. Así pues, un catalán con 90.000 euros de base paga a la Generalitat 68 euros más que al Estado (un 0,45 % más), y 661 euros más (un 4,5% más) de lo que paga un madrileño a su Comunidad.
La conclusión es desoladora: El trato fiscal que da la Generalitat a las rentas más bajas es bastante peor que el trato que esas rentas reciben del Estado (una media de un 10% peor) y mucho peor del que reciben en Madrid (una media de un 17% peor). En cambio, y esto es lo más increíble, el trato fiscal que da la Generalitat a las rentas más altas es prácticamente igual que el trato que esas rentas reciben del Estado (una media de un 2,5% peor) y casi igual del que reciben en Madrid (una media de un 5,3% peor).
Es como Robin Hood, pero al revés. ¿Alguien entiende esto?
Y el maltrato fiscal a las rentas bajas no se termina en el IRPF
En efecto, este maltrato a las rentas bajas continúa con otros impuestos como el nuevo Impuesto sobre Sucesiones propuesto en el Acuerdo (pendiente de aprobación) y con el Impuesto sobre las Emisiones de CO2 de los coches (aprobado y que se aplica ya este año 2020).
Si el nuevo Impuesto sobre Sucesiones se aprueba, la sobrecarga fiscal respecto a la situación actual será tremenda. También para las herencias medias-bajas. Por ejemplo, un heredero que, además de la vivienda habitual, reciba un patrimonio de 175.000 euros, paga ahora 349 euros. Si la reforma se aprueba pagará 2.932 euros. Es una buena diferencia. El Impuesto sobre las Emisiones de CO2 deberán pagarlo todos los catalanes que tengan un coche (hasta 8 plazas), furgoneta (hasta 3.500 kilos) o moto. Son 3,5 millones de vehículos. Obviamente, la mayoría de sus titulares son rentas medias y bajas. Se les girará el recibo en noviembre. En este año la cuota a pagar vendrá bastante rebajada, pero en 2021 Economía estima que recaudará 155 millones, lo que supone una media de 44 euros por vehículo. Este es un impuesto original y exclusivo de Cataluña (no lo sufre nadie más) y recae principalmente sobre rentas bajas y medias. Por todo esto, algunos deberían hacérselo mirar.
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