El Liberal - Economía

Cómo será la ciudad que todavía no vemos

En el marco de Barcelona Meeting Point, esta mesa redonda ha dado pistas acerca de cómo serán las ciudades del futuro: inteligentes, sostenibles y habitadas por ciudadanos empoderados e informados.

Se calcula que dos tercios de la población mundial vivirá en grandes ciudades en el año 2050. Una concentración poco sostenible, por lo que algunos expertos invitan a repoblar territorios que empiezan a acusar síntomas de abandono. Así ha sido durante la mesa redonda La ciudad que aún no vemos, celebrada esta mañana en el marco de Barcelona Meeting Point. La charla, moderada por Anna Esteban, directora nacional para Barcelona y oficinas regionales de CBRE Spain, ha contado con la participación de Carlos Ferrater, arquitecto del estudio OAB, Jorge Tintoré, director de proyectos del centro de competencia de ciudades Ferrovial Servicios, Juan Carlos Sánchez, director de relaciones institucionales de Becorp y Francesc Julià, director retail & sales operations Kave Home.

Las grandes ciudades evolucionan al mismo tiempo que lo hace el sector inmobiliario. Básicamente, se ha pasado de un modelo de propiedad a uno de alquiler cada vez más sofisticado, donde las viviendas se disfrutan mediante contratos flexibles por uso de servicios, coshearing, etc. Los proyectos de construcción son más flexibles y dan forma a hogares que se decoran y amueblan según su uso. Vivimos en un mundo on demand (bajo demanda).

Ciudadanos empoderados

A partir de este punto de partida, Tintoré ha compartido el proyecto One Vision, realizado por el área de innovación de Ferrovial, quien anticipa cuál será la ciudad del futuro desde el punto de vista del usuario. “Estamos sumergidos en un nuevo contexto, donde abunda el exceso de información y los datos y se habla de Smart cities y nuevas tecnologías. Aun así, lo más importante sigue siendo el ciudadano, cada vez más empoderado”, ha explicado. Es decir, un usuario más informado que quiere tomar parte en cualquier decisión relacionada con la zona donde vive.

Las ciudades del mañana van a crecer de la mano de sus habitantes, quienes van a transformar la movilidad decantándose por medios de desplazamiento alternativos más sostenibles. “Dejaremos de pensar en cómo ir a los sitios para enfocarnos en cuándo y dónde llegar”. Al final, cada urbe tenderá a generar su propia energía, compartiéndola y generando un modelo de economía circular.

Lo principal en la ciudad del futuro será evolucionar en digitalización y mejorar la experiencia del usuario", ha subrayado Tintoré.

Asimismo, cualquier servicio urbano se debe concebir inspirado en la experiencia que suponga para el usuario. Todo estará conectado: la domótica y el internet de las cosas (IoT) se implantarán en la mayoría de los hogares. La transformación digital también contribuirá a crear comunidades más organizadas, sanas e incluso felices. “No podemos descartar que algún día lleguemos a medir el grado de felicidad que sentimos al vivir en una zona u otra. De nuevo, la digitalización nos ayudaría a cuantificar esa emoción. Lo principal: evolucionar en digitalización y mejorar la experiencia del usuario”, ha subrayado Tintoré.

Alquiler con servicios de calidad

Motivos económicos -encarecimiento del precio del suelo y de la vivienda de compraventa en los últimos años, salarios cercanos al IPC, dificultades para acceder al crédito- y sociales -movilidad económica, amplia tipología de familias- etc.- han decantado la balanza hacia la oferta de alquiler de vivienda pero con servicios, tal y como ya se detecta en otros países. Una modalidad similar a la del condominio por servicios que aportan un plus de calidad. “Desde piscina, gimnasio, seguridad y ocio a contrataciones de luz, agua y wifi de alta capacidad, espacios de coworking, etc. El reto sería conseguir que esa vivienda y sus servicios se puedan ofertar a un precio competitivo de mercado”, ha explicado Juan Carlos Sánchez. El entorno de Barcelona, donde hay una oferta escasa de alquiler de obra nueva es una buena opción para implantar esta modalidad. Asimismo, recuperar la vivencia de comunidad potenciaría ese estado de felicidad del que hablaba el experto anterior.

El alquiler con servicios sería habitual en la ciudad del futuro.

Interiorismo adaptado antes de la obra

Construcción e interiorismo dejan de ser dos mundos paralelos. Pensando en la ciudad de los próximos 10 o 15 años, se empieza a adaptar el interiorismo al usuario, incluso antes de construir el inmueble. “Cuando vamos a diseñar un bloque o edificio, junto con la constructora, nos centramos en tres puntos muy importantes: la digitalización de todo el proceso, obtener viviendas y ciudades autosostenibles (el 25% del catálogo de producto instalado debe ser reciclable o reutilizable) y de mobiliario polivalente”, ha explicado Julià. “Hoy estoy en mi casa, pero mañana puede ser mi oficina. Por lo tanto, un mueble determinado puede desempeñar un uso distinto durante su ciclo de vida”. De nuevo surge la idea de situar al usuario en el centro de cada actuación: “Antes de poner el primer ladrillo, conceptualizamos y creamos esos espacios en los que el cliente va a cohabitar durante muchos años”, ha explicado.

Por último, Ferrater ha preguntado hasta qué punto somos sostenibles si llenamos las ciudades y vaciamos los territorios. “Es necesario poner en marcha políticas que eviten el abandono de pueblos y/o municipios. Debemos aligerar la densidad de las grandes urbes que ya aglutinan al 80% de la población”. El debate ha concluido con una pequeña síntesis acerca de cómo será esa ciudad del futuro, cuyas características se empiezan a aplicar, en su mayoría, a día de hoy: inteligente, sostenible, conectada y autosuficiente desde el punto de vista energético, donde se maximice la experiencia del ciudadano.

 

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