La guerra contra la pandemia del coronavirus se libra en dos frentes: en el frente sanitario, para disminuir el contagio y salvar vidas; y en el frente económico, para evitar que este tremendo parón se lleve por delante nuestro tejido productivo. En lo que se refiere al frente económico, el parón es brutal en el sector turístico (Hoteles, Bares, Restaurantes, Líneas aéreas, transporte de viajeros), en el comercio en general (salvo alimentación y farmacia) y en todo el sector de ocio, deporte, educación y cultura. Muchas industrias, como las del automóvil, han parado por temor al contagio en su plantilla y por problemas de aprovisionamiento.
El efecto dominó de este parón es enorme. Veremos la luz el día en que empiece a crecer menos el número de infectados y deje de crecer el número de muertos. Vista la experiencia de China, esperamos que esto empiece a ocurrir dentro de muy pocas semanas.
Pero, mientras llega ese momento, muchas empresas y autónomos sufrirán gravísimas dificultades. Ante la caída de sus ventas, no podrán pagar a sus empleados, ni a sus proveedores, ni a los Bancos, ni a Hacienda, ni a la Seguridad Social (SS). Si no reciben urgentemente apoyo financiero, se hundirán, hundirán a otras empresas y provocarán el colapso de la economía. Es seguro que superaremos el coronavirus desde el punto de vista sanitario pero, si no se toman medidas correctas, nos encontraremos un tejido productivo devastado.
Medidas iniciales muy pobres
En nuestro anterior artículo veíamos como las medidas tomadas por el Banco Central Europeo BCE, la Unión Europea UE y el Gobierno español hasta el martes 17 de marzo eran medidas muy pobres. El BCE aumentó en 120.000 millones el volumen de compra de bonos públicos y privados hasta final de año. La UE sólo movilizó 25.000 millones para ayudar a los Estados en la lucha contra la pandemia.
El Gobierno español dispuso que las bajas laborales de los empleados y autónomos afectados se considerarían accidente de trabajo con derecho a percibir el 75% de la base reguladora con cargo a la SS. También se aprobó un pobre plan de aplazamiento de deudas tributarias durante 6 meses para empresas con facturación anual inferior a 6 millones. Y se libraron 3.800 millones adicionales para sanidad. Poca cosa.
Pero solo cuatro días después, tenemos que decir que, afortunadamente, tanto el Gobierno español (Real Decreto-Ley 8/2020) como el BCE (acuerdo del miércoles 18) han tomado nuevas medidas, eficaces de verdad, para mantener el tejido productivo. Se han puesto las pilas. Vamos a verlo.
Agilizar los ERTE, pieza fundamental
Resulta fundamental la primera medida tomada por el Gobierno de Pedro Sánchez: agilizar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Cuando una empresa entra en dificultades transitorias para continuar su negocio, de modo que, entre otras cosas, no puede pagar a su plantilla, solicita a la autoridad laboral la aprobación de un ERTE.
La aplicación de un ERTE tiene tres consecuencias. La primera es la suspensión temporal de los contratos de trabajo durante un tiempo determinado (también puede implicar sólo una reducción de jornada). La segunda es que la plantilla incluída en el ERTE (puede ser una parte) pasa a percibir la prestación de desempleo a cargo de la SS. Esta prestación supone el 70% de la base reguladora durante los primeros 6 meses. Y la tercera y última, la empresa deja de pagar parte de la cuota empresarial a la SS.
Pues bien, el Gobierno, tras calificar el coronavirus como fuerza mayor, ha agilizado a tope los trámites y mejorado las coberturas de los ERTE. Deberán aprobarse en cico días. La empresa queda exonerada de pagar el 75% de la cuota empresarial a la SS. Ese porcentaje será del 100% si la empresa tiene menos de 50 trabajadores. Los trabajadores cobrarán el paro aunque no lleven cotizado el período necesario.
Miles de ERTE presentados en toda España
Esta decisión es decisiva. Esta semana se han presentado miles de ERTE en toda España, que deberán ser resueltos de inmediato. Veamos algún ejemplo. Hay ERTE muy fuertes en el sector del automóvil: Seat (15.000 trabajadores), Nissan (3.000), Renault (10.000) o Ford (10.000). Esto arrastra a las empresas auxiliares, donde el volumen de empleo es todavía mayor. En turismo: Iberia (15.000), Globalia (16.000), Grupo VIPS (22.000), Burger King (14.000).En comercio: Decathlon (9.000), Cortefiel (7.000), H&M (6.000), Mango (4.800).Y muchísimas empresas más. Sólo en Cataluña hay 152.000 trabajadores incluídos en los ERTE.
¿Cuánto tiempo duran estos ERTE? Pues, entre mes y medio y tres meses. Cientos de miles de trabajadores (CCOO calcula que un millón) se quedarán en su casa y pasarán a cobrar el paro. Los autónomos también podrán acogerse a medidas parecidas. Si tienen empleados, pedirán un ERTE para estos empleados. Y el autónomo como empresario o profesional individual, si se ve obligado a dejar de trabajar o si sus ventas en marzo sufren una caída superior al 75%, solicitará la prestación por cese de actividad (= 70% de su base reguladora; unos 660 euros mensuales de media). Y estarán exonerados de pagar la cuota de la SS de autónomos. Esto se aplica durante los meses de marzo y abril.
Calculando que todo esto afecte a dos millones de personas, el gasto por desempleo se incrementará en un importe en torno a 1.500-2.000 millones de euros mensuales. Y la SS dejará de ingresar cuotas en torno a 600-750 millones de euros mensuales. Esto durará entre dos y tres meses.
100.000 millones en avales bancarios para las empresas
La aprobación del ERTE no es suficiente para garantizar el mantenimiento de la empresa.Hay muchas otras cuentas a pagar: proveedores, arrendamientos, suministros, Bancos, Hacienda, parte de la cuota SS... También hay empresas que no irán a un ERTE pero necesitan apoyo para subsistir. La caída de la facturación es dramática. Ahí es donde entra la segunda medida fundamental aprobada por el Gobierno: una línea de avales hasta 100.000 millones de euros para los préstamos bancarios a las empresas. Esto es decisivo.
Están por concretar los detalles. Lo hará enseguida el Gobierno, mediante un plan acordado con los bancos, inspirado en las tradicionales líneas de financiación del ICO. La idea es que los bancos, con la liquidez masiva facilitada por el BCE a tipos negativos (en torno a -0,75%), faciliten préstamos a empresas y autónomos (no sólo PYMES) que estén en condiciones de devolverlo.
Esos préstamos contarán con el aval del Estado sobre una parte sustancial (se está debatiendo el porcentaje, puede estar en torno al 75%). Los bancos participarán en un 25% en el riesgo y así seleccionarán correctamente a los deudores. El papel de las redes bancarias es sustancial. De este modo, la liquidez a inyectar en las empresas (suponiendo que el aval cubra el 75%) asciende a 133.000 millones e euros. Y puede ampliarse en el futuro.
Moratoria para las hipotecas de familias vulnerables
El gobierno también ha tomado otras dos decisiones que afectan a la economía de las familias. La primera, relativa a las cuotas hipotecarias de deudores vulnerables, supone la concesión de una moratoria en el pago al banco, sin que éste deba provisionar. Y la segunda, relacionada con los suministros de luz, agua y gas a estos mismos consumidores vulnerables que supone la prohibición de cortar el suministro aunque no se pague el recibo. Una familia de cuatro ó más miembros se considera vulnerable si el total de ingresos no supera tres veces el IPREM (renta mínima), es decir 538 x 3 = 1.614 euros mensuales.
Las primeras medidas tomadas por el BCE fueron decepcionantes. Encima, la señora Lagarde transmitió a los mercados la idea de que el BCE no estaba para sostener los tipos de interés de la deuda de los países. Ello reavivó el temor a la fragmentación de la zona euro (países del norte frente a países del sur) y provocó inmediatamente la subida de los tipos de interés de la deuda de España e Italia. Eso es letal para nosotros.
Afortunadamente, el BCE ha recapitulado, y en una reunión de madrugada del miércoles 18, lanzó un bazuka superpotente para mantener los tipos de interés. Ahora el BCE podrá comprar hasta 750.000 millones de bonos públicos y privados, de los países. Ese volumen no se repartirá por países en función de su PIB. Se podrá comprar deuda italiana o española en la medida en que lo necesiten. Esto es decisivo.
No se repetirá el error de la crisis de 2008
No se repetirá el error de la crisis de 2008 en la que el BCE tardó 4 años en lanzar un verdadero plan de salvamento.Los datos: bono español a 10 años: el 11 de marzo pagaba un irrisorio 0,23%. El 18 de marzo pagaba el 1,24% (una subida terrible tras la desafortunada Lagarde). El 20 de marzo (tras la reconvertida Lagarde) pagaba el 0,75%. La prima de riesgo se mantiene en torno a 100 puntos. Bono italiano a 10 años: el 11 de marzo pagaba el 1,19%. El 18 pagaba el 2,44% (terrible subida). El 20 de marzo pagaba el 1,65%. La prima de riesgo se mantiene en torno a 200 puntos.
Es evidente que la superación de la crisis del coronavirus aumentará nuestro déficit y el volumen de nuestra deuda pública. Pasaremos de una cuenta a pagar de 1,2 billones a otra de 1,3 billones, y ojalá no sea más. En ese contexto, una subida de tipos sería mortal.En el ámbito de la UE, podemos contar además con el apoyo que puede suministrar el Fondo de Rescate Europeo, con una capacidad de préstamo de 400.000 millones.
En conclusión: en materia económica, tanto el Gobierno como el BCE han empezado a caminar en la senda correcta para superar esta crisis. Habrá que seguir avanzando por ella. Saldremos de esta.
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