Cada dia son más las voces que se suman a la evidencia: la reconstrucción de un país devastado exige el mayor consenso político. El diagnóstico es compartido. Nadie duda de que, para afrontar la devastación social y económica que va a dejar la pandemia, no basta con un Gobierno débil, integrado por políticos sin experiencia en gestión, nombrados en base a equilibrios internos y condicionado por las concesiones a los partidos nacionalistas y/ o independentistas que lo han hecho posible.
Las bases programáticas de la investidura, ya muy livianas, han quedado obsoletas. Sin presupuesto es imposible afrontar el futuro. Sólo con presupuestos tampoco. Habrá que tocar pensiones, sueldos públicos, recortes de todo tipo, apoyos a la economía productiva ingentes, medidas fiscales , reforzamiento de las competencias del Estado en sectores como la sanidad. En definitiva, medidas inabordables por un Gobierno débil y que saldrá calcinado de la crisis.
El debate que se inicia es si será suficiente reeditar unos Pactos de la Moncloa, remodelando el Gobierno, pero sin ampliarlo a otras fuerzas políticas o , en cambio, se hace imprescindible un Gobierno de amplia base que obtenga el apoyo, al menos, de PP y Ciudadanos, para darle una fuerza que no puede tener con el apoyo, negado ya en el caso del PNV, de las fuerzas que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez. Y que , lógicamente, esté consensuado y apoyado por sindicatos y patronales.
Ninguna de las alternativas es fácil. Ni Sánchez, que debería dar el primer paso, parece que esté por la labor de hacer algo más que pedir apoyo incondicional, ni el PP en la de ir más lejos de un apoyo matizado pero sin comprometerse. No obstante la presión social y de la realidad debería ir venciendo las reticencias. El tiempo dirá cuando y hasta dónde.
Esta fuera de discusión que a la pandemia se ha respondido tarde y mal. Deberían extraer la lección y no repetir la pasividad con las medidas de recuperación. Cuanto más se tarde en abordar un programa de reconstrucción, peor. Y no sólo a nivel estatal. También las CC.AA deberían trabajar en la misma línea.
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