El intenso aroma de una inminentes elecciones autonómicas catalanas se respira cada vez con más consistencia. Y al olisquearlo, como si se tratara de sangre fresca, los diferentes satélites que componen el universo heredado de la antigua Convergència i Unió (CiU), y que se identifican con en el independentismo de centro-derecha, han avivado en los últimos días, incluso en las últimas horas, los contactos entre sí, en busca de alianzas sólidas, y con garantías, que les permitan competir al más alto nivel cuando se dé el pistoletazo de salida de los comicios. Los frenéticos movimientos se están vertebrando en torno a tres ejes: el tándem PDeCAT-Crida Nacional per la República (CNR), el colectivo conocido como Los de Poblet (o el Dia de Demà) junto con Units per Avançar, y por último, los catalanistas, no independentistas, de la Lliga Democrática i Lliures. The game is over.
Aunque nadie sabe a ciencia cierta cuándo van a celebrarse las próximas elecciones se acrecienta la probabilidad que sean antes del verano, lo que dejaría muy poco margen de maniobra a los partidos. Por eso, es necesario actuar ya y cerrar cuanto antes las posibles alianzas. Es por esta razón por la que las ágoras de las formaciones y plataformas de este espectro político se han convertido en un auténtico correcalles, con idas y venidas de despacho en despacho, llamadas y contactos, unos más furtivos que otros.
El acelerón en las negociaciones permitirá que a lo largo de este mes queden definidas todas las posiciones y las armas políticas estén en perfecto estado de revista para evitar que ERC dé un vuelco histórico al escrutinio y se haga con la presidencia de la Generalitat.
Puigdemont 'ficha' por Junts per Catalunya
Los últimos movimientos sobre el tablero de las coaliciones han sido claros y están dejando todo prácticamente cerrado. El PDeCAT irá de la mano del fugado Carles Puigdemont -pese a las desavenencias de la última etapa- bajo la marca de éxito de Junts per Catalunya. Falta por definir quién será el cabeza de cartel, si el propio Puigdemont -que debería renunciar a ser eurodiputado si saliera elegido y quisiera ser presidente efectivo, con lo que perdería su inmunidad, algo altamente improbable- o un rostro nuevo aún por definir. Aunque las quinielas apuntan a Puignero. Esta será la decisión más compleja y de mayor riesgo. Llevan tiempo sonando una ristra incontable de nombres que al final acaban siendo devorados por el Saturno de Waterloo, a quien no le gusta que le hagan sombra.
Hace solo unos días, el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, se ha reunido en Bélgica con Carles Puigdemont, y pese a que la cita no fue todo lo fructífera y satisfactoria que se esperaba, en las últimas horas se ha allanado el camino y como mínimo ambas partes han decidido concurrir juntas a las elecciones. Ahora falta dilucidar la fórmula, aunque la que tiene más números es la de Junts per Catalunya, que ha dado muy buenos réditos electorales.
El presidente del PDeCAT, David Bonvehí, se niega a ceder las riendas de su partido y dejarlas al capricho de Puigdemont
Quedará pendiente de resolución otro aspecto no menos baladí: qué pasará con esta frágil alianza el día después de los comicios. Porque ahí las posturas siguen enrocadas y en las antípodas. De un lado, Bonvehí se niega a ceder las riendas de su partido y dejarlas al capricho de Puigdemont mientras que el eurodiputado sueña con una fusión total de PDeCAT, Crida y JxCAT y convertirse en el auténtico césar de la neoconvergencia. Al PDeCAT le asusta lo que pueda hacer el imprevisible exPresident de la Generalitat, pero coaligarse con él lo consideran “un mal menor”.
Mas se ha ofrecido como candidato de salvación
En esta aproximación entre la Crida y el PDeCAT ha jugado un papel destacado el expresidente Artur Mas, quien ya no está inhabilitado para ejercer cargos públicos. Mas no desea más fragmentación ni que unos y otros sihan haciendo la guerra por su cuenta. “No contemplo la separación”, ha asegurado Mas en una reciente entrevista concedida a La Vanguardia. Es más, no le haría ascos -aunque lo diga con la boca pequeña- a ser el candidato de la salvación y de la unidad. "No estaré ni en un sitio ni en otro si (la ruptura) se consuma”, ha advertido. Y, disimuladamente, se ha ofrecido para pilotar de nuevo la nave que un día condujo Pujol, olvidado por las circunstancias,
Lo que a Mas le gustaría (igual que a una gran mayoría de nostálgicos de CDC) es que emergiera un nuevo líder neoconvergente que eclipsara totalmente al impredecible Puigdemont, que sigue emperrado en ejercer de llanero solitario y de enemigo público número uno del Estado Español, con la unilateralidad y la desobediencia por bandera. Un radicalismo con el que no comulgan buena parte de sus compañeros, más dispuestos al diálogo. “La vía unilateral debe ser la última” en blandirse, ha recordado Mas, haciéndose eco de lo que retumba en los pasillos del PDeCAT, donde por este escollo se resisten a confluir con el eurodiputado. No sea que un futuro desaparezcan del mapa.
En el PDeCAT se apuesta oficialmente por Puigdemont, aunque en privado no les acabe de convencer. No hay que olvidar que, a finales de diciembre de 2019, el Consell Nacional del PDeCAT votó a favor de que el partido concurriera a las próximas elecciones repitiendo la exitosa fórmula de JxCAT pero marcando perfil propio. Desde entonces ha habido contactos al máximo nivel, primero en la cárcel de Lledoners -con Bonvehí, Jordi Sánchez y Toni Morral como interlocutores- y últimamente en Bélgica, con el propio Carles Puigdemont. Tras un largo periodo de cocina, parece ser que la codiciada nueva confluencia, en forma de coalición, ya está apunto para salir del horno.
Damià Calvet asoma las orejas en unas primarias
El último lobo que ha asomado las orejas con el ánimo evidente de convertirse en una alternativa a Puigdemont ha sido Damià Calvet, actual conseller de de Territorio y Sostenibilidad del Govern. Calvet ha propuesto que el candidato a la Generalitat de JxCAT surja de unas primarias. Eso sí, con el visto de bueno de Waterloo. El conseller cree que para salir airosos de las próximas elecciones el espacio neoconvergente se debe reordenar, poniendo fin a la actual diáspora y que él puede ser la persona mejor preparada para dirigir el nuevo proyecto.
La campanada la van a dar seguramente 'Los de Poblet' que pueden convertirse en la gran sensación de los comicios después de haber atraído a su orilla a Units per Avançar
Y es que Puigdemont es un hueso duro de roer y no se anda con chiquitas. Desde su base belga, quiere construir un bloque político a su imagen y semejanza y erigirse en su califa. El fugado de la justicia sigue siendo militante del PDeCAT pero ahora mismo es más visionario que pragmático y su discurso se radicaliza de forma exponencial. No obstante, suponía que no encontraría tantas dificultades a sus designios (centralizar todo el poder), después de haber salvado los muebles a sus correligionarios en las últimas elecciones con el atracón de votos que da invocar su nombre.
La campanada la va a dar seguramente el colectivo conocido como Los de Poblet que podrían convertirse en la gran sensación de los comicios si al final atraen a su orilla a Units per Avançar. El líder de estos últimos, Ramon Espadaler, ya ha dado el sí a un pacto con el grupúsculo que integra a desheredados por Puigdemont como Marta Pascal (expresidenta del PDeCAT), el exdiputado en el Congreso, Carles Campuzano, o el exconseller y excalcalde de Sant Cugat del Vallès, Lluís Recoder, quien incluso sonó hace años como sucesor de Mas al frente de CiU. Units abandonaría eventualmente su entente con el PSC de Miquel Iceta, pero dejaría la puerta abierta a un posible retorno. La única condición de Espadaler es que el proyecto no sea encabezado por Artur Mas.
Un independentismo sin vía unilateral
Este nuevo invento independentista, cuyo rasgo diferencial es que descarta la vía unilateral, aún no tiene nombre. Se le conoce como ‘Los de Poblet’, porque en dicho monasterio se celebraron las jornadas ‘El país de demà’ que le hicieron las veces de embrión. Los de Poblet se reúnen este mismo sábado para corroborar que se constituyen como partido político y hasta hace unos días no descartaban ofrecer a Artur Mas que fuera la cabeza de cartel en las próximas elecciones. Pero esta opción ha ido perdiendo fuelle por las reticencias de Units per Avançar.
Lo que más impacta de esta corriente independentista de centro derecha (más próxima al pujolismo) es que no reconoce el derecho a la autodeterminación, porque de hecho Cataluña no puede acogerse a él. Pero en cambio, piden que se reforme la Constitución Española para que desarrolle el derecho de secesión de Cataluña, en la línea de la Ley de Claridad canadiense. Desde el utópico derecho de secesión se gestaría el acuerdo político con el Estado Español para la celebración de un referéndum de independencia pactado. Lo que estaría por ver es cómo se implementaría esta hipotética independencia de Cataluña en el caso de que lo decidieran las urnas.
El derecho a la autodeterminación se reemplaza por un derecho de secesión que se acordaría con el Estado Español después de cambiar la Constitución al estilo de la Ley de Claridad canadiense
Porque al fin, lo que buscan Los de Poblet es articular un "nuevo liderazgo” que, por un lado, arrincone de un plumazo a Puigdemont y lo saque de la primera línea de la escena pública, y por el otro ponga en serios aprietos electorales a ERC. Este colectivo quiere poner fin a la actual “polarización” de la política catalana a base de "restablecer un clima de confianza y lealtad entre Cataluña y el Estado”, que pasa porque, tras el obvio fracaso del procés, el independentismo haga "autocrítica" y enarbole un "gesto claro" de distensión, que dé estabilidad y dote de grandes consensos al Parlament de Cataluña.
Todo cerrado para la entente de Lliures y la Lliga
El tercer acercamiento que ha fructificado es el de la Lliures y la Lliga Democrática, que podría elevarse a los altares a finales de este mes, porque ya está "todo cerrado", han confirmado a El Liberal fuentes próximas a la negociación. En un principio se especuló con la posibilidad de que las dos formaciones se integraran en la conjunción Units per Avançar-Pais de Demà pero sus posiciones respecto a un referéndum de independencia parecen insalvables. Al menos, de momento.
Tampoco cabe descartar que el binomio La Lliga-Lliures acabe ocupando el hueco que Units ha dejado en el PSC de Iceta y decida coaligarse con los socialistas. Más dificil, pero no descartable del todo, sería que se aliaran con PP y Ciudadanos si cristaliza la paralizada entente entre ambos partidos, que sigue a la espera de los resultados de las elecciones gallegas y vascas.
La Lliga Democrática, otro vástago de la desaparecida CiU, fundada por la exsenadora de CiU, Eva Parera, está liderada por la politóloga Ástrid Barrio y el expresidente de Societat Civil Catalana (SCC), Josep Ramon Bosch, y busca hacerse un hueco en el espacio del catalanismo de centro, declarandose explicitamente como no independentista, ni soberanista.
La LLiga ha dejado por el camino a Gordó y Valls
la Lliga ,que en sus reuniones iniciales invitaba a representantes de Convergents y la Barcelona pel Canvi de Manuel Valls, acabo reafirmándose en su propia propuesta de centro, desmarcándose del soberanistas de Gordó y el centro izquierda de Valls, con un discurso más duro frente al nacionalismo. Este movimiento táctico de la Lliga supuso el adiós de Valls y de Parera, quien abandonó el barco sosteniendo que la Lliga Democràtica no era más que “una mera refundación de Convergència".
Eva Parera abandonó el barco de la Lliga Democràtica porque no era más que “una mera refundación de Convergència"
Desde la marcha de Parera y Valls, la Lliga andaba algo confusa, pero su acercamiento a Lliures los vuelve a poner en el partido y con el balón en los pies. Bien sea porque ambas formaciones se presenten de la mano a las próximas elecciones (con candidatura propia), bien por que lo hagan incrustados en la lista del PSC. Y es que los socialistas verían la operación con buenos ojos, porque siguen empecinados en adelantar electoralmente a ERC para tratar de forzar a los republicanos a sumarse a "una mayoría absoluta no liderada por un independentista", como ha asegurado a El Liberal un portavoz del PSC.
Por su parte, Lliures, también descendiente por línea directa de CiU reunió bajo sus siglas al exconseller Antoni Fernández Teixidó, Roger Montañola y la ex del PP, Montserrat Nebrera. El objetivo político de Lliures siempre ha sido reemplazar a Unió como brújula del liberalismo catalán no independentista. Lliures está saliendo de un bache, tras el mal sabor de boca que les deparó el pacto con Valls para alumbrar a Barcelona pel Canvi en el fallido asalto a la alcaldía de Barcelona. Ahora su coincidencia con la Lliga parece absoluta.
Flirteos entre Demòcrates, Primàries y Puigdemont
Unas órbitas más allá de estos tres núcleos, el resto de los rescoldos de la vieja convergencia y de Unió no saben qué elíptica seguir. A Demòcrates (la escisión separatista de UDC) parece que le va bien concurriendo a las elecciones mimetizada con ERC. Pero últimamente andan flirteando con Primàries y con la corte de Puigdemont para ganarse el cielo de ser los portaestandartes de la unilateralidad y la confrontación. Y tampoco sería del todo desdeñable que se despegaran de ERC y se abrazaran a la Crida, si esta acaba imponiendo su sello radical en Junts per Catalunya.
Tampoco tiene muy claro qué rumbo va a tomar la lista Primàries, engendrada desde la ANC. La entidad que dirige Elisenda Paluzie se ha mostrado én los últimos tiempos molesta con Puigdemont y a sus espaldas, le ha guiñado un ojo a Gordó, que cuenta con el atractivo de haber conseguido un puñado de concejales en las últimas elecciones municipales.
De la reordenación del espacio de centro-derecha independentista va a depender el retorno de una cierta normalidad y de la convivencia a la dividida sociedad catalana
Empieza la carrera preelectoral. Y del apoyo que consigan cada uno de estos tres pilares del catalanismo y el independentismo colgará todo. Así, de estos movimientos de última hora en el espacio del centro-derecha catalanista heredero de la vieja CiU puede depender no solo el resultado final de las próximas elecciones catalanas, sino también el nombre del futuro President de la Generalitat. Y en función de que facción consiga llevarse el gato al agua, también estará en juego la vuelta a una cierta normalidad y a la convivencia en la dividida y hastiada sociedad catalana, o que siga el procés.
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