La decisión de Sánchez de pactar con Podemos y buscar el apoyo para la investidura de PNV, PRC, BNG, Más País, Teruel Existe y CC necesita la abstención de ERC para salir adelante. Esto implica un claro deslizamiento del socialismo hacia la izquierda y hacia las concesiones a los nacionalistas que, sin duda, abre un hueco importante en el centro- izquierda. Por otra parte la postura de PP de no ofrecer el mismo día de las elecciones su abstención en favor de una alternativa que no incluyera a Podemos ni a independentistas por el miedo a VOX, deja abierto un amplio espacio de centro-derecha en España. Queda por tanto libre un espacio político que va desde el centro derecha al centro izquierda que debería ser cubierto por un partido liberal progresista. Si, precisamente ahora que Ciudadanos se ha autodestruido por una ambición personal mal calculada y una organización piramidal y repleta de burócratas. ¿Quién puede ocupar este espacio? Desde luego Ciudadanos es el que , a pesar de todo, tiene las mejores bazas. Para ello necesita una amplia renovación y, a la vez, no acabar de destruirse con luchas cainitas. Si Inés Arrimadas , como parece, coge el relevo deberá recuperar a buena parte de los que abandonaron la nave, rehacer un programa liberal-progresista, deshacerse de personajes elitistas como Marcos de Quinto y reconstruir un partido de verdad que cuente con sus militantes y recobre la confianza de los sectores más dinámicos de nuestra sociedad y, a la par, transmita empatía con consumidores, emprendedores y clases medias en general. Un partido capaz de buscar lo que une a la mayoría y no promueva la división y confrontación entre colectivos sociales al estilo de populistas y nacionalistas de diverso pelaje. En Cataluña la radicalización de los partidos nacionalistas abre también una oportunidad para un catalanismo no independentista ni hispanofóbico siempre que sea capaz de unirse y presentar una alternativa inequívocamente catalana pero que se aleje de la lucha de banderas y aborde los problemas cotidianos de los catalanes y cuestiones enquistadas como la convivencia lingüística y el pluralismo de las Instituciones catalanas. Queda además el verso suelto de Manuel Valls que puede aventurase a lanzar un proyecto propio de centro-izquierda agrupando a los sectores provenientes de UPyD y del PSOE no conformes con los pactos con populistas y nacionalistas o, desde esa plataforma, replantearse rehacer sus relaciones y confluir con Ciudadanos en función de como este partido resuelva su crisis interna.
Si estas opciones de centro no cuajan, y confluyen de alguna manera, la radicalización social va a ir en aumento y eso solo puede beneficiar a los extremos del arco político. Y si la desaceleración se acaba convirtiendo en crisis económica, la desintegración social y territorial de España o, una alternativa autoritaria, ya vemos que la historia se repite más de lo que muchos desearíamos, son un riesgo cierto. Y para que renazca el centro político se necesita, además de todo lo dicho, recursos económicos especialmente necesarios para quien no tiene los resortes del poder lo que siempre facilita las cosas.
Por último una pregunta ¿priorizará el nuevo gobierno devolver el orden en Cataluña y recuperar el control del territorio, paso previo para abordar cualquier otra cuestión o optará por más concesiones al nacionalismo para tratar de obtener una tregua pasajer?
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