El diputado de ERC Gabriel Rufián sigue debatiéndose entre la necesidad de apoyar al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos y el objetivo de su partido de ganar las próximas elecciones autonómicas de Cataluña. Si hasta ahora Rufián se había mostrado conciliador con el Ejecutivo de Pedro Sánchez y poco partidario de utilizar la crisis de la COVID-19 para desgastarlo, ahora que este pide la colaboración de los partidos para alcanzar un nuevo Pacto de la Moncloa que permita afrontar la situación, el catalán, posiblemente forzado por la dirección de los republicanos, impone condiciones que, de momento, no tienen muchas posibilidades de salir adelante.
En una entrevista en El País, Rufián aseguraba hace unos días que ERC no pensaba "echar a nadie este virus a la cabeza". "No hay nadie en un despacho pensando cómo perjudicar a la gente", añadía, "aquí todo el mundo quiere acertar. Estamos dispuestos a hablar de todo, pero este Gobierno necesita una oposición constructiva". Una postura que este miércoles ha cambiado radicalmente en el Congreso, donde el diputado catalán ha advertido a Sánchez que ERC no se sentará a negociar ningún pacto si, previamente, no se alcanza un acuerdo con la Generalitat y con el Gobierno del PNV en el País Vasco. "No puede haber un Pacto de la Moncloa en España si no hay previamente un pacto en Ajuria Enea y en el Palau de la Generalita, por razones obvias", ha asegurado Rufián.
Nuevo contrato social
El diputado de ERC, además, ha descartado la posibilidad de apoyar un pacto a nivel nacional como los de 1977 porque, ha dicho, el coronavirus ha provocado "una nueva realidad, un nuevo mundo" y es necesario "un nuevo contrato social y económico con la ciudadanía y las instituciones". La respuesta a la crisis abierta en España por el coronavirus no puede ser, en su opinión, "un pacto cerrado con las cúpulas de cuatro partidos, un rey y el ejército encerrados en un despacho de Moncloa".
Rufián, por otro lado y siguiendo la línea marcada por el Govern catalán, ha mostrado su rechazo al levantamiento de algunas de las medidas de confinamiento anunciado por el Gobierno para después de la Semana Santa. "No tiene ningún sentido pedir a la gente que vaya de uno en uno a comprar un sábado y, luego, permitirles que se metan en un vagón para ir a trabajar un lunes", ha señalado. Por ello, ha acusado al Ejecutivo de Sánchez e Iglesias de dejarse llevar "por las presiones de la patronal más que por el propio virus". "Estamos muy lejos de poder abrir la mano a reanudar la actividad", ha advertido.
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