Se estrecha el cerco judicial contra Rafael Ribó, Síndic de Greuges (defensor del pueblo catalán), en la Audiencia Nacional. El empresario Jordi Soler, envuelto en la supuesta trama corrupta del 3% y que afecta directamente a la antigua CiU, ha dejado sin justificación a Ribó para asistir a la final de la Champions League de 2015, en Berlín, en un Falcón privado.
Ribó se benefició de este viaje tras la petición expresa del ahora exdiputado de CiU Ramón Camp a Soler. Según fuentes jurídicas consultadas por Europa Press, Soler ha negado cualquier relación comercial o de otra naturaleza con Ribó. En el caso de que pudiera haber existido posibilidad de negocio habría sido sólo en mantenimiento de despachos, pero ha añadido que ni eso.
Las mercantiles Electromecánica Soler, Grup Soler Constructora y Soler Global Service afrontaron los 39.900 euros que costó el alquiler del avión, un Dassault Falcon 900 EX, y la furgoneta para los desplazamientos en Berlín que incluía aquella expedición a la que Ribó solicitó asistir en compañía de su hija por intermediación del 'convergente' Ramón Camp.
Ribó viajó en otro vuelo de Soler
Además de Soler han declarado ante el juez De la Mata el exdiputado Camp y la secretaria del empresario Eva Brea. El político ha afirmado que era amigo de la familia Soler, y que ya en 2009 cuando el FC Barcelona jugó en Roma un encuentro, coincidió con Ribó. De hecho, en esa ocasión, la vuelta ya la hicieron en un avión fletado por Soler.
Tras esa primera experiencia, Camp invitó tanto a Soler como a Ribó a una cena 'de parejas', y tiempo después ya en 2015, cuando el empresario decide fletar viaje a la final de Champions en Berlín, planifican que vayan en el vuelo la parte Soler y la parte Guardiola. Se da la circunstancia de que la hermana del exjugador del FC Barcelona y entrenador Pep Guardiola es pareja del convergente Ramón Camp.
Camp pidió asientos para el Síndic y su hija
Fue entonces cuando, según ha explicado el empresario, le contacta Camp para consultarle si puede sumarse al viaje el Sindic, su mujer y su hija, porque "tienen billetes pero no transporte". Y él acepta. Finalmente, en el vuelo van 14 personas, ocho de la parte de Soler y seis de la parte de Guardiola, que fueron Camp, su pareja, un amigo y los tres de la familia Ribó.
Este asunto se investiga en el marco de la causa conocida como el '3%' sobre el presunto pago de comisiones a cambio de obra pública adjudicada por Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC). Soler está ya imputado bajo la sospecha de camuflar estos pagos mediante facturas falsas y fue en el análisis de su móvil donde la Guardia Civil encontró evidencias de que Ribó 'se apuntó' a aquel viaje gratis junto a su hija a través de Ramón Camp.
Fue él quien tras recibir un mail de la secretaria del empresario con indicaciones para quedar en el Aeropuerto de Barcelona, escribió a Soler "introduciendo" a estos dos nuevos invitados, según detallaba el escrito de la Fiscalía Anticorrupción al respecto. A lo que habría que sumar también ahora a la mujer de Ribó, según estas fuentes jurídicas.
"El Rafael (Ribó) tiene una entrada proveniente del Barcelo(na) y me pregunta si hay plaza para su hija", decía el mensaje de Camp. "Oki. Ahora ya somos 14 y 14", contestó el empresario, para a continuación, pedirle los datos de los viajeros.
El viaje, que efectivamente se produjo y en el que participó Ribó y su familia incluía el alquiler de un avión y de una furgoneta para los desplazamientos en Berlín y tuvo un coste total de 39.300 euros facturados a empresas de Soler.
El aforamiento de Ribó, un obstáculo
De la Mata acordó en auto que a Ribó se le dé traslado de las actuaciones y, en particular, de los informes de la Guardia Civil que apuntan a que se benefició de aquel viaje sin tener ninguna relación de amistad con Soler que lo justificase, para que pueda designar abogado y participar en el procedimiento antes de decidir si envía la causa al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ante el que está aforado.
Por eso, decidió practicar primero la declaración de Soler y los testigos, ya que "existe la obligación de dar oportunidad al aforado de ejercitar todos los derechos que le confiera la ley para su defensa: darle la facultad de asumir la condición de parte, tomar conocimiento de todas las actuaciones, declarar voluntariamente como persona investigada ante el instructor, aportar documentos, proponer pruebas y participar en las diligencias probatorias".
El magistrado recordaba además en su auto que la jurisprudencia del Tribunal Supremo impone un mayor nivel de profundidad en la instrucción judicial que debe tener la exposición razonada, de forma que se impute a la persona aforada "de modo inequívoco y directo" la comisión de determinados hechos concretos objetivamente constatables.
Con todo, De La Mata entiende que "no consta la existencia de fin alguno distinto para haber realizado Soler esta invitación que la mera consideración por su parte a la función o cargo que Ribó desempeñaba" como tampoco consta "la existencia de relaciones de familiaridad o de especial amistad íntima" entre ambos y además, el propio empresario consideraba que el viaje era "comercial", como dijo por mensaje a un tercero.
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