Cataluña acumula en estos momentos casi una quinta parte de los 169.496 casos confirmados de COVID-19 o coronavirus en España. Suma, además, una tercera de los fallecidos por la pandemia. A pesar de ello, del escándalo de los ancianos moribundos sin atención médica en decenas de residencias o del colapso del sistema sanitario público (reconocido por el experto de cabecera de la Generalitat, Oriol Mitjà), el Govern presidido por Quim Torra, integrado por JxCat y ERC, tiene tiempo para buscarle los tres pies al gato y vender a sus votantes la imagen de que mantiene el pulso contra el Gobierno central.
Si el domingo el agravio supuestamente cometido por España contra los catalanes era el envío de 1.714.000 mascarillas, conteniendo simbólicamente la cifra de 1714, el año en el que, dicen, comenzó la peregrinación de los separatistas por la independencia de Cataluña, este lunes ya no ha hecho falta nada real para augurar que vendrán en breve otras ofensas similares o peores. El protagonista del dislate ha sido el consejero de Interior, Miquel Buch, cuyas palabras han llegado a sonrojar a algunos independentistas también con cargo. Y es que Buch no ha dudado en amenazar al Gobierno de Pedro Sánchez por, supuestamente, utilizar la "cifra simbólica" de 1714 en estos momentos. Una cifra que el consejero ha calificado también de "nefasta". Y, para no quedarse atrás, ha echado mano de la Guerra Civil a modo de amenaza.
"No lo permitiremos"
"Quiero enviar un mensaje al Gobierno de España", ha dicho Buch con la solemnidad con la que solo un separatista es capaz de decir algo de este calibre, "así no. Si a alguien del Gobierno de España se le ocurre que la próxima cifra de mascarillas, o de lo que sea, tenga que ver con 1939, y, por tanto, nos den 1.939.000 mascarillas, no se lo permitiremos". "Con la historia de los catalanes no se juega, sean del partido que sean", ha añadido, "es nuestra historia. Y no se puede jugar. No jueguen".
? conseller @MiquelBuch: "La nota de premsa del Govern espanyol xifra en 1.714.000 les mascaretes.1.714 és una xifra simbòlica per Catalunya, però també nefasta. Vull enviar un missatge al Govern espanyol: Així tampoc. Amb la història dels catalans no s'hi juga"#COVID19 pic.twitter.com/Xb6I74JoC4
— Interior (@interiorcat) April 13, 2020
Las palabras del consejero de Interior han encontrado una rápida respuesta en la red social Twitter. Numerosos tuiteros han criticado la postura de Buch y, entre ellos, destaca la respuesta de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que ha calificado al consejero de "fanático". La palabra "vergonya" (vergüenza) ha sido la más tuiteada hasta el punto de que ha llegado a ser una de las tendencias más destacadas en Twitter durante horas.
L'última cosa que necessita una emergència sanitària és que hi hagi fanàtics entre els responsables públics que l’han de gestionar.
Els catalans i catalanes no ens mereixem passar aquesta vergonya aliena. Cal una rectificació del Govern.pic.twitter.com/SfSxfK2csv
— Ada Colau ??? (@AdaColau) April 13, 2020
Feia temps que no passava tanta vergonya. pic.twitter.com/tz68HdWLBL
— Modernet (@ModernetdeMerda) April 13, 2020
A mi ja em perdonareu però que des del Gobierno s'enviïn mascaretes i el número coincideixi amb 1714, 1939 o 2010 m'és ben igual, tant si és intencionat o no. De veritat estem fent polèmica amb això?
La qüestió és exigir que arribin més i no polemitzar amb tonteries.— Roger J. Palacín (@RogerJPalacin) April 13, 2020
Quina vergonya de Conseller! No sabria dir què em fa més fàstic: la veu de merda que fa al dir "Gobierno de España", fer de cabalístic amb el número de mascaretes, o que sembli que al 1939 la guerra civil va ser d'Espanya contra Catalunya. Dimissió!! https://t.co/rkQHNFeLht
— Efrem Utrera (@efremutrera) April 13, 2020
Que Miquel Buch se atreva en estos momentos críticos a recurrir a la Guerra Civil para responder a un agravio inexistente es, seguramente, la mejor muestra de que el COVID-19 también está afectando seriamente al procés. Y es que nadie es capaz ahora mismo de explicar qué sucederá tras la pandemia con las negociaciones que se habían abierto entre los gobiernos de Sánchez y Torra solo semanas antes de que el coronavirus irrumpiera en España. Las numerosas pruebas de deslealtad hacia el Gobierno central dadas por Torra este último mes permiten cuestionar seriamente que la mesa de negociación pactada entre el PSOE y ERC vaya a tener algún tipo de recorrido el que día en el que todo vuelva a la normalidad.
Que, además, sea un representante de JxCat el que se atreva a sacar la bandera de la contienda civil en el contexto actual e intente hacer ver que España ha declarado algún tipo de guerra a los independentistas solo da una idea de cómo está gestionando la Generalitat esta gravísima crisis sanitaria y económica. En el horizonte se encuentran las elecciones autonómicas, aún no convocadas por Torra, pero que, en algún momento, tendrán fecha. Y la posconvergencia contempla con cierta satisfacción como ERC se está quemando en la gestión de la crisis desde las consejerías de Salud y Asuntos Sociales, las más afectadas. Poco importan, parece, los muertos, los contagiados o una sanidad pública que, en Cataluña, casi ha reventado a causa de la pandemia. Lo importante para JxCat es sacar el mayor rédito político y, a ser posible, que nadie recuerde que los mayores recortes en sanidad los llevó a cabo su presidente Artur Mas y que ni sus sucesores, Carles Puigdemont y Quim Torra, también convergentes, hicieron nada para mejorar la situación.
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