El sistema sanitario catalán se viene abajo. A los recortes económicos desde el año 2010, la nefasta gestión y la falta de previsión de la Generalitat de Catalunya en la última década se le acaba de sumar un depredador despiadado: el coronavirus, una agresiva infección que ha sacado la palestra la debilidad de un modelo que hace aguas. Y así está ahora: al borde del colapso total por “la incompetencia” de sus gestores, como denuncia Metges de Catalunya. La vergonzante falta de material, personal e infraestructuras ha dejado en inferioridad de condiciones a los sanitarios catalanes en su lucha contra el COVID-19. Por eso se contagian más que en el resto del Estado, por eso y porque el material de protección prometido nunca llega.
Las cifras no mienten. Mientras que en el conjunto de España el 12% de los enfermos de coronavirus son médicos y enfermeros, en Cataluña el porcentaje se dispara hasta el 17%, con 5.400 profesionales infectados. La cifra es sorprendentemente alta si se la compara con la de Italia, que ronda el 8%. Es algo más del doble que la del país transalpino.
No es casualidad. “La culpa es de la falta de previsión de las autoridades sanitarias (y en concreto de la Generalitat de Cataluña) de su falta de perspectiva a la hora de calcular las dimensiones de lo que podía pasar si llegaba el coronavirus y del maltrato generalizado y constante al que ha sometido a los profesionales del sistema sanitario público en los últimos diez años”, lamenta Josep Maria Puig, secretario general de Metges de Catalunya (MdC).
Al descubierto los tres puntos débiles de la sanidad
Y en un terreno tan abonado para el caos, el Covid-19 está dejando al descubierto, y en paños menores, a los tres puntos débiles de la sanidad catalana: “La endémica falta de personal, la falta de infraestructuras y la falta de material”, repasa Puig. Tres carencias que avivan la hoguera de la propagación del virus.
Respecto a la falta de personal, llueve sobre mojado, desde los recortes de Artur Mas en 2010 las plantillas sanitarias en atención primaria y hospitales están justísimas y cualquier imprevisto provoca el colapso. “La sanidad catalana solo dispone del personal justo para afrontar el día a día. Una simple epidemia de gripe, que dure diez días, por ejemplo, ya provoca una saturación de todos los servicios. Con el coronavirus la quiebra ha sido inmediata. Todo se ha venido abajo. Y vamos a peor”, advierte el secretario general de MdC.
Si las plantillas de médicos y enfermas ya son nimias, las bajas provocadas por el coronavirus las están acabando de diezmar, lo que aumenta la presión asistencial sobre los profesionales que siguen al pie del cañón. “Con una dotación de personal debilitada ya debilitada de por sí solo faltaba que, por culpa de la falta de equipos y material de protección, haya muchos profesionales de baja por que están contagiados o en aislamiento preventivo”, denuncian desde el sindicato médico. “Si no se detiene la actual curva de crecimiento del virus, las plantillas de los hospitales y ambulatorios catalanes estarán bajo mínimos antes de que acabe la semana”, vaticinan desde Metges de Catalunya.
Cataluña tiene la ratio más baja de UCIs de Europa
La falta de infraestructuras sanitarias en Cataluña también ha dejado a los profesionales a los pies de los caballos. La ratio de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en Cataluña es “la más baja de Europa”, protesta Puig. Resulta que en Cataluña hay 8 camas de UCI por cada 100.000 habitantes, mientras que en el conjunto de España la ratio es de 10,5; en Francia de 12; en Italia de 12,5 y en Alemania de 29 camas, casi el cuádruple que en Cataluña. “¿Y luego nos preguntamos por qué tenemos los hospitales desbordados?”, ironiza Josep Maria Puig.
Y para que la tormenta del coronavirus en Cataluña fuera perfecta ha fallado y de forma escandalosa el tercer brazo, el que no podía flaquear de ninguna manera en una situación como esta: el material sanitario de protección y de diagnóstico. “No hay mascarillas, no hay batas, no hay guantes no hay respiradores… Pero lo peor no es eso. Lo peor es que desde la Conselleria de Salut se nos asegura cada día que el material viene mañana, pero nunca llega”, critica el secretario general de Metges de Catalunya. En los ambulatorios hace tiempo que no hay de nada, y en los hospitales el material aguanta un poco más porque se dosifica, se raciona y se reutiliza, aunque no debería hacerse por los riesgos que comporta.
Tampoco hay reactivos suficientes para hacer todas las pruebas del coronavirus (pcr) que serían necesarias para frenar el avance de la pandemia y desde la administración sanitaria también se les jura y perjura al personal médico que están al caer. “Es urgente que se le haga el test a todo el personal sanitario porque pueden haberse convertido en un vector de infección”, exige Puig.
No se ha hace el test a profesionales que pueden estar contagiados
Hay profesionales sin sintomatología que pueden estar infectados y, como no se les diagnostica la enfermedad porque no hay tests, “pueden estar contagiando a pacientes sanos o a sus compañeros o a sus familiares”, advierte muy preocupado Josep Maria Puig. Pero la petición de Metges de Catalunya, suscrita de forma unánime por toda la familia sanitaria catalana, no ha sido escuchada por Salut. Como ocurre con todas las reivindicaciones del colectivo y todas protestas contra los recortes desde 2010.
Detrás de la hecatombe se distingue el rostro de uno de los grandes culpables de la actual crisis: la falta de previsión. Ni siquiera cuando el COVID-19 asoló Italia nadie en la Conselleria de Sanitat movió un dedo ni hizo acopio de material de protección, ni encargó reactivos para pruebas, ni hizo nada de nada… solo esperar a que el coronavirus pasara de largo. Pero no ha pasado. Al revés, mata a centenares y centenares de personas cada día.
“Lo lógico, aunque solo fuera por prudencia, habría sido que la sanidad catalana se preparara para la llegada del coronavirus. Pero la imprevisión de las autoridades sanitarias ha sido brutal, no han sido capaces de calcular las dimensiones de lo que se nos ha venido encima”, revela el secretario general de Metges de Catalunya.
Dirigidos por políticos y gestores sin méritos
Y por aquí asoma el segundo responsable de las repercusiones de la pandemia en Cataluña y en España: la incompetencia de los responsables políticos de la sanidad pública: “La culpa la tienen todos esos políticos y gestores sanitarios que ejercen no por sus méritos o su capacidad profesional sino por ser de un partido o porque hay que cubrir unas cuotas. Cuando se está dirigido por personas que no tienen ni (p) idea esto este es el resultado: el absoluto desastre”, protesta Puig.
Puig no habla por hablar, muestra las pruebas: “Este año los presupuestos de la Generalitat de Cataluña se han incrementado en un 30% pero la partida destinada a sanidad ha vuelto a caer y es un -1% más baja que la de 2010”. Así no se puede luchar contra el coronavirus.
El panorama que se avecina es sangrante y además deprimente. “Los mismos pirómanos que nos han metido en esta situación por su incompetencia, por su falta de previsión y nula capacidad de reacción son los mismos que ahora nos tienen que salvar del fuego”, se lamenta compungido Josep Maria Puig. Mal asunto.
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