La intendente de los Mossos d'Esquadra Teresa Laplana ha defendido este miércoles que su papel durante la concentración masiva ante las puertas de la Consejería de Economía de la Generalitat el 20 de septiembre de 2017 era de "interlocución" con los representantes de la Guardia Civil que estaban llevando a cabo el registro de las dependencias y que no tenía ninguna capacidad de "movilizar los recursos de orden público". Asimismo, ha destacado que tan sólo habló con el expresidente de la Assamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez cuando sus superiores se lo ordenaron.
"Yo era un elemento de información cualificada con rango para poder interlocutar con la Guardia Civil pero no era la responsable del operativo de aquel día", ha afirmado Laplana, a preguntas del fiscal Pedro Rubira en el juicio que celebra la Audiencia Nacional por el proceso independentista. La intendente se enfrenta a cuatro años de prisión por un delito de sedición en relación a los acontecimientos del 20-S.
Laplana ha comenzado explicando que en 2017 sufrió "una crisis aguda" por vértigo y que pese a que le prescribieron unos días de reposo, el 20 de septiembre recibió la llamada de un superior para comunicarle que debería acercarse hasta la Consejería con motivo del registro judicial, ya que no podía ir nadie más.
Así, ha precisado que su "misión" era "transmitir a mis superiores todo lo que yo estaba viendo en aquel momento, a hacer la interlocución con representantes de la Guardia Civil, así como pasar todas las peticiones que éstos realizaran. Pero no tenía capacidad de movilizar los recursos de orden público".
Transmisión de peticiones
En este sentido, ha explicado que todas las peticiones que el Instituto Armado le hacía sobre la posibilidad de hacer un perímetro de seguridad en el edificio fueron trasladadas al subjefe de la Brigada Móvil de Orden Público (Brimo), que se encontraba en las inmediaciones.
Según ha indicado, desde la Brimo se rechazó esta solicitud porque los concentrados mantenían una actitud reivindicativa y ello podía "generar desórdenes públicos que entonces no se estaban produciendo y no eran deseados".
Laplana ha estado respondiendo al fiscal y a su letrada -el resto de defensas no han hecho ninguna pregunta- casi dos horas y ha lamentado llevar "dos años y medio" viviendo "el día de la marmota". "Me he acostado el 20 de septiembre y me he vuelto a levantar el 20 de septiembre", ha dicho.
Parte del interrogatorio del fiscal, como el de su abogada, Olga Tubau, se ha centrado en los contactos que mantuvo con Jordi Sànchez, condenado a nueve años de prisión por sedición por el 'procés' independentista. Laplana ha resaltado que en las "tres" ocasiones que conversó con él fue por orden de sus superiores.
"No conocía al señor Sànchez de nada. No lo había visto nunca excepto en la prensa", ha afirmado. Ha subrayado que Trapero la llamó al mediodía para informarle que el entonces líder de la ANC se había ofrecido para "colaborar" y hacer un pasillo de voluntarios para facilitar el despliegue de un cordón policial que permitiera la entrada y salida de los detenidos y de la comitiva judicial.
Sànchez "no es nadie para exigir" a la policía
Laplana ha querido despejar cualquier duda de que Sànchez tuviera alguna "autoridad" en la actuación de la policía autonómica y ha enfatizado -al igual que hizo Trapero durante su declaración- que el expresidente de la asociación sólo tenía la atribución de "colaborar". "Podía decir misa, no es nadie para exigir ni entrometerse en las decisiones y órdenes de la policía. Yo tenía muy claro para qué estaba. Lo que no iba a hacer era entrar en una discusión", ha agregado.
Laplana ha destacado que el expresidente de la asociación le informó por teléfono que no se encontraba en la zona de la Consejería, por lo que mandó en su representación a Xavier Vidal, quien aseguró que no sería tan fácil hacer dicho pasillo de voluntarios porque él tenía "influencia" en los miembros de la asociación, pero no en el resto de concentrados.
La tercera vez que contactó con Sànchez, ha apuntado la acusada, fue por la tarde cuando el comisario Joan Carles Molinero le pidió que contactara con él para realizar otro pasillo de voluntarios para reforzar el cordón policial, que permitiría la salida de la comisión judicial protegida por escoltas.
Debido a que los agentes que estaban haciendo el registro no concretaban cuánto se alargaría la diligencia porque estaban teniendo problemas informáticos con el volcado de documentos, Sànchez confesó a Laplana que no podía mantener "de forma indefinida" un pasillo de miembros de su asociación, por lo que le pidió que le avisara con media hora de antelación.
Si bien, más tarde, Laplana tuvo un 'encontronazo' con Sànchez en la propia Consejería porque, según ha relatado, éste se había enfadado al ver que sobre las nueve de la noche, los Mossos habían intentado hacer dicho cordón policial. "Le dije que no le daría explicaciones sobre actuaciones policiales", ha apuntado.
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