Barcelona se convirtió en un campo de batalla hace justo tres meses. Los independentistas más radicales tomaron las calles de la ciudad, quemando todos los contenedores a su paso. Vía Laietana 32, sede de la Jefatura de la Policía Nacional, se había convertido en el principal objetivo, junto con las infraestructuras estratégicas, como las estaciones de AVE y el aeropuerto.
Tras las violentas protestas, el resultado del dispositivo policial dejó un balance de 283 agentes de la Policía Nacional heridos, cuatro de ellos en estado grave y que aún, tres meses después de los altercados siguen recuperándose. Uno de los heridos, David, fue agredido con el lanzamiento de una piedra a la cabeza, un impacto en la base del cráneo que le dejó una semana en la UCI, tras ser evacuado en volandas por sus propios compañeros, una situación que podría haber agravado aún más su estado.
Por estos, entre otros, Jupol ha presentado una querella criminal en los juzgados de instrucción de Barcelona contra el director general de la Policía, Francisco Pardo, y contra su director adjunto operativo, José Ángel González, acusados por un delito de "lesiones por imprudencia" y otro contra los "derechos de los trabajadores", según consta en el escrito al que ha tenido acceso El Liberal. La querella podrá extenderse a otros responsables, aún sin identificar, una vez sea admitida a trámite e investigada.
Para Jupol, ninguno de los responsables del operativo policial desplegado en Cataluña un día antes de la sentencia del procés facilitó las medidas de seguridad necesarias para poder llevar a cabo las tareas de contención de los exaltados.
Vía Laietana, el objetivo de los independentistas
El sindicato mayoritario del Consejo de Policía centra la querella en Vía Laietana 32, el bastión del cuerpo en la Ciudad Condal. "Los hechos más graves se producían de noche, al amparo de la oscuridad, cuando grupos ciertamente violentos salían a las calles a destrozar y quemar partes de la ciudad", señala la querella.
El Ministerio del Interior, dirigido entonces por Fernando Grande-Marlaska, envío un fuerte contingente de agentes del cuerpo a Cataluña dado el insuficiente número de efectivos de los Mossos d'Esquadra para mantener el orden público y afrontar con garantías los graves altercados que se preveían y de los que se tenía noticia.
Los efectivos policiales, diezmados
A juicio del sindicato, los responsables del operativo vulneraron de forma "absoluta" los principios de la normativa de prevención de riesgos laborales. Como consecuencia de esta planificación, resultaron heridos 283 agentes, casi el 10% de los 3.000 efectivos enviados a Cataluña.
Durante la tarde del 13 de octubre, un día antes de conocerse la sentencia, "varios grupos violentos conformaron una serie de barricadas quemando contenedores y acopiándose de material para lanzar a
los agentes -adoquines, tornillos, etc- además de artefactos incendiarios y material pirotécnico", según se enumera en la querella.
Para estos primeros disturbios fueron enviados seis grupos de la UIP, unos 200 agentes, mientras otros 350 policías esperaban en hoteles una orden de los mandos para intervenir. Lo mismo ocurría con otros 300 agentes de la Guardia Civil, resguardados en un hotel por orden de los superiores, pese a que todos ellos estaban dispuestos a ayudar a los compañeros de la UIP. "Se tomó la decisión de no efectuar los necesarios relevos y refuerzos de personal, pese a existir unidades disponibles", denuncian en la querella.
La 'ballena' de la Nacional no se utilizó pese a estar en Barcelona
A los agentes desplegados para contener a la muchedumbre no se les dotó del material necesario para hacer frente a las agresiones, "incluso llegando a tener que recoger material antidisturbios del suelo en los periodos de menos intensidad para su propia autodefensa", tal y como recogían las imágenes del viernes de la ira, el 18 de octubre, en Vía Laietana. Los efectivos tuvieron que recoger las pelotas de goma lanzadas con anterioridad a los manifestantes, recibiendo en las protestas posteriores las burlas de los independentistas.
Pese a estar disponible, la Policía Nacional renunció a utilizar su 'ballena', un camión de agua mejor preparado que el de los Mossos d'Esquadra, comprado hace 26 años, mientras que el Centro de Coordinación (CECOR) sí permitió a la policía autonómica hacer uso de éste, "siendo totalmente
efectivo ya que, a raíz de ello, ningún agente de los Mossos de Escuadra resultó herido de gravedad".
Tampoco se utilizaron los blindados disponibles de las UIPs para romper barricadas, como son el blindado medio sobre ruedas 6x6 BMR y el vehículo 4x4 URO VAMTAC, exhibidos en público como elementos importantes para la seguridad de los policías.
Se impidió el acceso a las ambulancias
En definitiva, los responsables de este operativo realizaron una errónea evaluación de riesgos, cuando no inexistente, por una falta de previsión tanto en el alcance como en la magnitud de los disturbios pese a existir precedentes anteriores e informaciones sobre la violencia que se desataría.
A su juicio, se produjo una "inadecuada" asignación de medios humanos y materiales, para afrontar "la amenaza", provocando un elevado número de heridos de gravedad. Una vez tomada conciencia de la violencia de los separatistas, las acciones para corregir los fallos anteriores no fueron tomadas en tiempo y forma, pese a disponer de los recursos suficientes.
Algunas de las decisiones que sí se tomaron, como "impedir el acceso a los servicios sanitarios para evacuar los heridos", pudo agravar en el resultado de las lesiones de alguno de ellos, al tener que intervenir los policías sin los medios adecuados.
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