Los más de dos meses de confinamiento por la pandemia de COVID-19, la enfermedad en sí y la incertidumbre ante lo que llaman la "nueva normalidad" tendrá como consecuencia en Barcelona "una crisis emocional" que, según la responsable del área de Salud del Consistorio, Gemma Tarafa, "será devastadora y sin precedentes". Ante esta previsión, el Ayuntamiento presidido por Ada Colau ha tomado la decisión de impulsar un plan de choque al que destinará 1,5 millones de euros y que tendrá como principales beneficiarios los adolescentes, los cuidadores, los ancianos y las personas que ya sufrían algún tipo de problema mental antes de la pandemia.
Al poco de comenzar el confinamiento, a mediados del pasado mes de marzo, el Ayuntamiento puso en marcha diversos dispositivos de acompañamiento para los ciudadanos, en colaboración con el Colegio Oficial de Psicólogos y el Teléfono de la Esparanza. Y han sido estos servicios los que, en las últimas 10 semanas, han recibido más de 10.000 llamadas de barceloneses preocupados por la situación. Para el 48,9% de los usuarios, el encierro ha sido "duro o muy duro", según ha explicado Tarafa. Un 86% se ha mostrado "preocupado por la situación" y ha manifestado sensaciones de miedo y angustia. El mayor número de llamadas, un 72%, ha sido realizado por mujeres, mientras que, por edades, la franja más afectada por la situación ha sido la de personas de entre 40 y 70 años.
Del miedo a la enfermedad a la falsa calma
Si al inicio del confinamiento las peticiones de ayuda tenían que ver más con el miedo a contagiar o a ser contagiado de la enfermedad, a medida que han ido pasando los días las consultas han mostrado otras preocupaciones como la sobrecarga de las personas cuidadoras, el miedo ante la muerte en soledad y los problemas de quienes ya padecían enfermedades mentales antes de la irrupción de la pandemia.
En lo que a los adolescentes y jóvenes se refiere, la preocupación del Consistorio pasa porque, debido al confinamiento, se considera que se ha producido un "abuso de las pantallas" que, además, ha dado lugar a una sensación de "falsa calma". "Tenemos la impresión", ha dicho Tarafa en este sentido, "de que hay situaciones que no han aflorado y que saldrán en las próximas semanas o meses".
El plan de choque actuará en cuatro ámbitos. Se activará un centro de actividades en línea "de aprendizaje y apoyo para favorecer la resiliencia y el bienestar emocional". Además, se pondrá en marcha un programa de apoyo y asesoramiento dirigido a los profesionales sociales y de las entidades con el fin de "mejorar la detección precoz de los problemas de salud mental". El Consistorio también ofrecerá un teléfono de atención a los menores y a las familias y, finalmente, se mejorará la colaboración con las entidades que ya trabajan en la inserción sociolaboral de las personas con problemas mentales.
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