La galaxia de nuevas siglas en Cataluña que quiere representar al catalanismo moderado y pasar página del procés se está organizando. El objetivo es desdibujar la actual política de bloques y, como consecuencia, romper la mayoría parlamentaria que ostentan los independentistas en la Cámara catalana.
La crisis entre JxCat y ERC en relación a los grados penitenciarios de los políticos encarcelados y sobre la negociación con el PSOE abre un escenario favorable para tratar de convencer a los independentistas más pragmáticos o a quienes están hartos de que el monotema del procés domine la agenda política catalana.
El papel de Lliga Democràtica
Fuentes de este catalanismo 2.0 creen que es el momento de ofrecer nuevas opciones políticas, ya que tampoco el eje Cs, PP y PSC ha resultado ser una alternativa. Entre las iniciativas que suenan con más fuerza se encuentran Lliga Democràtica, con la profesora Ciencias Políticas Astrid Barrio como cara visible, o la plataforma El país de demà, con ex miembros de CDC, PSC e independientes. Lliga Democràtica celebrará su congreso el próximo febrero y se encuentran en plena búsqueda de financiación, explican a El Liberal.
El principal escollo al que se enfrentan es si se presentan en forma de confluencia o no, debido a los matices ideológicos y las diferentes denominaciones entre soberanistas o catalanistas. Asimismo, la posibilidad de que otras formaciones con más arraigo territorial acaben representando este espacio es un elemento a tener en cuenta. En el PDeCAT cada vez hay más voces que piden desmarcarse de Waterloo. En paralelo, un eventual salto de Manuel Valls a la política autonómica o la reconfiguración de Cs son factores que condicionan un espacio muy concurrido.
300.000 votantes huérfanos
Los sondeos demoscópicos encargados por Lliga Democràtica reflejan que hay unos 300.000 catalanes desencantados del procés que optarían por cambiar la dirección de su voto.
En caso de un adelanto electoral en el Parlament, si este conglomerado de siglas se une y logra atraer a estos 300.000 electores se traduciría entre 5 o 6 escaños. No serviría para ganar unas elecciones, pero sí para acabar con los bloques graníticos.
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