El Liberal

La ingeniería social nacionalista

La composición de la inmigración refleja las consignas de Pujol

Los flujos migratorios del exterior están marcados por razones de proximidad, de afinidad lingüística, cultural y religiosa, por estructura económica de los receptores, por las circunstancias socio-políticos de los países de origen. En Cataluña estas variables se reflejan en la composición de los flujos migratorios, pero también las decisiones políticas basadas en la voluntad de frenar la inmigración hispanoamericana y favorecer la marroquí. No es una opinión personal.

Pujol en 2008 en la presentación del libro Toque de alerta calificó el fenómeno migratorio como el mayor problema de Cataluña. Según Pujol a los hispanohablantes "les cuesta entender la catalanidad’’.  Decía Pujol que fue más fácil integrar a los "andaluces durante el franquismo’’ y "a un marroquí, religión aparte’’ que a los sudamericanos.
Barrera en el mismo acto señalo “Nosotros incluso como grupo étnico tenemos complicado subsistir, porque a parte de la lengua, no tenemos ninguna característica interna importante que nos permita mantener la especificidad. No tenemos ni la insularidad de Irlanda ni una religión propia como los judíos o los musulmanes… Y por lo que se refiere a la lengua, la nuestra no está suficientemente diferenciada (…) de la dominante, de la española, y además para poder mantenernos como un grupo étnico en el territorio necesitaríamos cambiar mucho la mentalidad de la gente (…).
Estas declaraciones muestran la preocupación del nacionalismo etnicista dominante en Cataluña por actuar sobre la inmigración. Sus políticas se ven condicionadas por que no controlan las fronteras, ni los procesos de nacionalización, pero en la medida de sus posibilidades han ido fomentando la llegada de inmigrantes de determinados países, y limitando la de otros. Estos planteamientos políticos se reflejan en la siguiente tabla:

Residentes extranjeros en Cataluña y Madrid en 2018 (fuente INE)

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Estas cifras no recogen los inmigrantes sin tarjeta de residencia ni los nacionalizados españoles.

Destaca el alto peso relativo de marroquíes, y en menor medida de pakistaníes. Y el número relativamente menor de hispanoamericanos si comparamos con Madrid.
Si tenemos en cuenta que el saldo migratorio interno ya esta siendo negativo en Cataluña y que, además, son más los residentes en Cataluña que se van al extranjero que los que vuelven, lo que ha generado una perdida de 5.725 residentes en Cataluña de nacionalidad española en 2018  la conclusión es que los esfuerzos nacionalistas por modelar la sociedad catalana a su imagen y semejanza tiene un relativo éxito. Si la tensión social de estos días se mantiene las tendencias que reflejan estos dos estudios se incrementarán con lo que empezarán a ser muy significativas socialmente y, al final electoralmente, pues los inmigrantes, en buena parte, acaban nacionalizándose.

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