España es un baúl repleto de tesoros por descubrir. Si bien es un país enormemente famoso por sus múltiples sitios de turismo, pero fuera de las grandes ciudades y playas, se esconden muchos rincones prácticamente desconocidos para el gran público. Montañas, pueblos apartados y monumentos increíbles a tu alcance.
Desde Vozpópuli te traemos 10 destinos inéditos de nuestra geografía. Llena tu coche, prepara una mochila para varios días y emprende un viaje con tu pareja, familia o amigos. De norte a sur; de este a oeste. Piérdete y cuéntanos a tu vuelta qué te ha parecido. Vamos allá.
Lago San Mauricio y Aigüestortes (Lleida)
Estamos ante el único parque nacional de Cataluña en el corazón de Los Pirineos a su paso por la provincia de Lleida. En concreto, en la zona central del macizo pirenaico. Aigüestortes se caracteriza por resguardar cientos de lagos entre picos que rozan los 3.000 metros de altura. Un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y el senderismo.
Masca, el Machu Pichu español (Tenerife)
Las montañas de Masca, en Tenerife, parecen dioses que protegen al pueblo. Entre acantilados y riscos tomados por la vegetación se alza Masca, un delicioso rincón con una historia de piratas. Desde el pueblo, y tras una ruta de senderismo, se llega a la playa. De las nubes al mar.
Mogarraz (Salamanca)
Este pueblo es perfecto para una visita romántica en pareja. Conocido también como 'el pueblo de las mil caras', conforme paseas por sus rincones los propios paisanos del pueblo te observarán desde los balcones o las paredes de sus casas centenarias. Uno de esos rincones especiales.
Estaca de Bares (Mañón/A Coruña)
El punto más septentrional de la península ibérica es uno de los rincones más preciosos de España. La tranquilidad que aporta, su gente y las decenas de playas y rutas por hacer en la zona. Come bien, vive y siéntete parte de un lugar que no mucha gente ha tenido la fortuna de visitar.
Playa de Sakoneta (Guipuzkoa)
Sakoneta es un paraje de una belleza marítima y geológica increíble que, posiblemente, no conozcas. Se encuentra entre Deba y de Zumaia. Ambas localidades son referentes del turismo en la zona, por lo que no os será difícil encontrar alojamiento allí, ya que nuestro consejo es que gocéis de estos parajes, pueblos y paisajes sin prisas.
Minas de Riotinto (Huelva)
Para conocer la historia de la cuenca minera debemos echar la vista 5.000 años atrás, a la Edad del Bronce. Después llegaron los tartesios, fenicios, cartagineses y, finalmente, los romanos. Miles de años resumidos en un rincón encantador que no debes perderte si te dejas caer por el sur de España.
Parque Nacional de Ordesa (Huesca)
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido incluye un conjunto de cuatro valles (Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta), que se extienden como brazos alrededor del Monte Perdido, el macizo calcáreo más alto de Europa.
Playa de las Catedrales (Ribadeo)
La Playa de las Catedrales es un monumento natural que se ubica en la formación geomorfológica denominada como la Rasa Cantábrica, en la provincia de Lugo y que abarca desde la localidad de Burela en su extremo occidental, hasta San Vicente de la Barquera en el oriental.
Faro de Orchilla (El Hierro)
Situado en el oeste de la isla de El Hierro y con fácil acceso en coche, el faro de Orchilla ofrece un emplazamiento natural para contemplar el cielo frente a la tranquilidad del océano Atlántico en un lugar con escasa contaminación lumínica. Además de su importante valor astronómico, el recorrido también merece la pena en términos históricos: en el siglo XVII se escogió este punto como referencia para establecer el Meridiano Cero, hasta que se reubicó en el pueblo inglés de Greenwich en 1885.
Reserva natural del nacedero de Urederra (Navarra)
Se trata de un ecosistema milenario en el que conviven hayas, olmos, robles, arces y fresnos. Las pozas y pequeñas cascadas que te encontrarás por el recorrido recogen las aguas procedentes del Parque Natural de Urbasa-Andía. Y son tan cristalinas que puede que te parezcan irreales, como si estuvieran retocadas digitalmente. Pero no. Son obra de la naturaleza; sin trampa ni cartón. Y seguro, seguro, que te dejan alucinando.
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