España

11-M en la estación de Santa Eugenia: "Se me encoge el corazón cuando un tren se para de repente"

Este 2024 se cumple el vigésimo aniversario del atentado del 11M en Madrid, en el que murieron 192 personas. Vozpópuli ha preguntado a los viajeros de la estación de Santa Eugenia y vecinos de la zona sobre su experiencia al usar el tren y los traumas que la explosión ha dejado en la sociedad

"Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado un día especial este 11 de marzo. Me tomas la mano y llegamos a un túnel que apaga la luz", cantaba La Oreja de Van Gogh en su canción 'Jueves' cuatro años después del 11M, conmemorando una de las mayores tragedias que ha vivido España. Este 2024 se cumplen veinte años desde el atentado terrorista que conmocionó a todo el país.

192 personas murieron en las cuatro explosiones que tuvieron lugar en las estaciones de Santa Eugenia, El Pozo, Atocha y la calle Téllez. El 11M ha quedado grabado en la memoria de los españoles y, con él, el trauma de volver a vivir una experiencia similar. Vozpópuli se ha acercado a la estación de Santa Eugenia para hablar con los vecinos de la zona sobre lo que ha supuesto el atentado para ellos.

Estación de Santa EugeniaPM

Las impactantes fotografías de ese día no desaparecen de la mente de la sociedad. "Todavía recuerdo la imagen desgarradora de una chica a la que le faltaba una pierna", comenta un hombre, vecino de Vallecas de toda la vida que en ese momento se encontraba trabajando en Barcelona. "Me enteré escuchando la radio de camino al trabajo. Estaba con un compañero y ambos nos quedamos bastante desconcertados en un primer momento", añade.

11M veinte años después, el trauma continúa

"Lo han vuelto a hacer, lo han vuelto a hacer como con los americanos", es lo primero que recuerda escuchar una mujer sobre el atentado. "Todo Madrid era un caos", añade su marido. "A nosotras nos pilló un poco pequeñas, pero yo recuerdo a mi madre llamando a todo el mundo con lágrimas en los ojos para asegurar que estuviesen bien", comenta una chica que pasea junto a sus amigas.

Pareja con su hija en la estación de Santa EugeniaPM

Terrible, confuso, miedo u horrible son algunas de las palabras que los vecinos de Santa Eugenia que se ha parado a hablar con Vozpópuli han utilizado para describir la tragedia del 11M. "Aquí fallecieron 14 personas y gracias a Dios", lamenta un matrimonio que lleva cincuenta años viviendo en la zona. La pareja nos ha explicado que ese día había una huelga en la Universidad, por lo que muchos estudiantes no cogieron el tren esa mañana como solían hacerlo.

Matrimonio de Santa EugeniaPM

"Yo me estaba levantando para ir a la oficina y escuché 'pum'", describe la mujer. "Fui al baño, puse la radio y oí que había habido una explosión, primero en Atocha y luego ya la de aquí la oímos perfectamente", añade con una lágrima saliendo del ojo. "Me emociono mucho porque murió gente que conocíamos. Madres de amigas de mis hijas... Fatal", comenta entristecida.

Son muchos los que han perdido algún familiar, amigo o conocido por culpa del 11M. "Uno de mis compañeros de trabajo tuvo la desgracia de ir en ese fatídico tren y falleció", comenta a Vozpópuli entristecido un hombre. A una señora le han saltado las lágrimas desde el primer momento. "Perdona, pero me emociono porque conozco a mucha gente que ha fallecido o se ha quedado sin un brazo, con cicatrices...".

Homenaje a las víctimas del 11M en Santa EugeniaPM

¿Miedo al subirse al tren?

El miedo a que pueda haber una bomba en el tren ha ido descendiendo a lo largo de estos veinte años. No obstante, "es inevitable ponerse un poco nerviosilla cuando hay mucha gente", comenta una joven. "No sé por qué, cuando veo a muchas personas con mochilas subirse al tren siento un poco de desconfianza", añade.

El pánico a que se repita un atentado como el del 11M es más común entre los jóvenes que los adultos, de acuerdo con las personas preguntadas por Vozpópuli en Santa Eugenia -probablemente debido a que son usuarios más frecuentes del cercanías-.

"Somos poco usuarios del tren, pero a mi eso no me asusta", dice la mujer del matrimonio que lleva 50 años en el barrio. "Yo creo que cada uno tiene su día y aquello, bueno, fue algo perpetrado y organizado", comenta apenada. "No tengo miedo al tren, pero el trauma ha quedado grabado en la memoria", comenta un hombre en la estación.

Un viajero esperando el tren en Santa EugeniaPM

"No le tengo pánico a viajar en cercanías", comenta una viajera. "Aunque sí es verdad que, a día de hoy, se me encoge un poco el corazón cuando un tren se para de repente. De primeras te sale ponerte en lo peor", explica la usuaria de Renfe.

No obstante, por otro lado, más de uno coincidió en que, los años venideros al atentado, sentían una continua incertidumbre de que la tragedia podía repetirse en cualquier lugar. En esa época, el miedo iba más allá de subirse al tren.

El papel clave de las asociaciones

Vozpópuli ha hablado con Susana, quien perdió a su hermana en el 11M y ha compartido con nosotros su experiencia. "Mi hermana tenía 34 años y un futuro por delante. Tenía pareja, se iban a coger un piso en Rivas", comenta. De la noche a la mañana su vida cambió. El 11 de marzo de 2004, Susana se levantó con la llamada su cuñada avisándole del atentado.
Susana podría haber perdido también a su hermano. "Yo sabía que mis hermanos, los dos, iban en los trenes", afirma. Tras la llamada de su cuñada, rápidamente se puso a llamar y pudo contactar con su hermano. "Estaba ya en Recoletos, que le habían hecho bajarse del tren". Ambos vivían con sus padres y éste salió cinco minutos antes que su hermana, pudiendo coger el tren anterior.

Su hermana tenía turnos alternos, por lo que Susana no sabía si ese día estaba de tarde o de mañana. "Empezamos a llamarla y no contestaba. Se dieron, las 12 de la mañana y seguía sin contestar". Tras varias horas sin saber de ella, sus padres y su hermano se fueron a un hospital, ella y su marido a otro. Allí estuvieron esperando y esperando. Pidieron ayuda a una amiga suya enfermera para que pudiera entrar en los hospitales para averiguar si su hermana se encontraba allí.

"No estábamos en este mundo", explica que en un primer momento, debido a que la comunicación se cayó, pensaban que, simplemente, no podían hablar con ella. "Es la mente la que no quiere reconocer en esos momentos lo que está pasando". A las cinco de la mañana les avisaron de que su hermana había fallecido en el atentado. Fueron a Ifema, donde les atendió un equipo de psicólogos. Veinte años después, "el dolor sigue ahí, pero de otra manera".

Por otro lado, ha querido resaltar la importante labor que ha ejercido la Asociación 11-M, antes dirigida por Pilar Manjón, ahora llevada por Eulogio Paz, quienes perdieron a su hijo en el atentado. La ayuda psicológica y el apoyo ofrecido han sido clave para poder hacer más llevadera la tragedia. "Doy gracias a la Asociación 11-M que nos ha ayudado un montón", ha declarado. "No puedo decir más que cosas buenas de ellos", ha añadido.

"A mis padres les ayudaron bastante", menciona. En la Asociación organizan, actos, hay talleres, psicólogos... De esta manera, ofrecen apoyo a las víctimas. Susana comenta a Vozpópuli que la agrupación le ha ayudado a superar tanto la muerte de su hermana como la de su madre, quien falleció durante la pandemia de la covid-19. "Ahora han tenido que recortar porque no dan ayuda a la Asociación", ha reclamado.

Susana ha lamentado que la tragedia se haya visto embarrada por la política -donde le Partido Popular inculpó a ETA erróneamente-, así como la mala gestión de la Seguridad Social en la ayuda psicológica ofrecida. Asimismo, ha apenado que a día de hoy haya personas que ignoren que los culpables fueron Al Qaeda y cómo los medios de comunicación informaron de lo ocurrido.

El 11M es una de las experiencias más traumáticas que ha vivido España, de la que todavía muchos sufren las secuelas. Este domingo 10 de marzo de 2024 y el lunes 11, un haz de luz azul iluminará Madrid desde el conmemoratorio en la estación de Atocha para honrar a todos los fallecidos del atentado.

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