España

El 8-M, un año y 83.019 muertos después: no hemos aprendido nada

¿Es posible que España –un año y 83.019 muertos después, según las cifras del último informe MoMo del Instituto de Salud Carlos III, porque las oficiales siguen regateando los cadáveres

¿Es posible que España –un año y 83.019 muertos después, según las cifras del último informe MoMo del Instituto de Salud Carlos III, porque las oficiales siguen regateando los cadáveres a miles- no haya aprendido nada?

¿Es posible que el 8-M vuelvan a llenarse las calles con manifestaciones –de 500 en 500, dice Franco, el delegado- pese a que la ministra de Sanidad pida que no haya ni debate sobre ello?

¿Es posible que Fernando Simón, un año después, vuelva a frivolizar en sus ruedas de prensa sobre los riesgos de la manifestación mientras los sanitarios luchan con la tercera ola…?

Sí, esto es España. Desgraciadamente, claro que es posible.

El 8-M y los 23.000 muertos

Un año y 83.019 muertos después, en España volvemos a enzarzarnos sobre las manifestaciones del 8-M mientras no se pueden reunir las familias en sus domicilios, casi toda España está perimetrada o la actividad económica agoniza. Poco importa que el informe de la Universidad Rovira Virgili acabe de denunciar que, si hace un año se hubiera adelantado el confinamiento una semana, se habrían salvado 23.000 vidas.

¿Es posible que Fernando Simón, un año después, vuelva a frivolizar sobre los riesgos de acudir a una manifestación mientras sus compañeros sanitarios luchan contra la tercera ola...?

Pero eso, claro, habría implicado prohibir las manifestaciones del Día de la Mujer, unas marchas que Podemos y PSOE no estaban dispuestas a cancelar en su particular pugna por enarbolar la antorcha del feminismo, un gesto que el Gobierno no estuvo nunca dispuesto a asumir.

Y, como para cada triste episodio en esta pandemia, siempre tenemos una perla de Fernando Simón en la hemeroteca sobre la conveniencia de acudir a la marcha del 8-M de hace un año: “No voy a decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero si mi hijo me lo pregunta, le diré que haga lo que quiera».

Entonces, ya se sabía lo que podía ocurrir. La OMS, por boca de su director, había avisado que estaba "profundamente preocupada" por el aumento del número de países con casos. Ya se habían cerrado las visitas a las residencias. Al día siguiente de la marcha, Isabel Díaz Ayuso anunció el cierre de los colegios y universidades. El sábado, Pedro Sánchez confinaba toda España. Las marchas del 8-M se habían “salvado” y se habían mantenido pese a que ahora también sabemos que el Ministerio de Salvador Illa nunca pidió informes para avalarlas

Poco importa que el informe de la Universidad Rovira Virgili acabe de denunciar que, si hace un año se hubiera adelantado el confinamiento una semana y se hubiera prohibido el 8-M, se habrían salvado 23.000 vidas

Un año, y más de 83.000 muertos después, Fernando Simón sigue en su puesto y el delegado del Gobierno que autorizó las marchas, también. Y ambos, como entonces, no ven problemas en que las manifestaciones -¿si son de 500 personas?- vuelvan a las calles.

Afortunadamente, en Sanidad hay una ministra que dice, esta vez sí, las cosas claras: Carolina Darias pide que no “haya lugar” ni al debate. Y en el seno del Gobierno, otras voces se imponen, como la ministra de Defensa, Margarita Robles, que recuerda que es "irresponsable" acudir, que el feminismo se defiende todos los días y que ni el año pasado estuvo en la manifestación ni lo estará en este.

De los cayetanos al adiós de Anguita

La parte ‘morada’ del Gobierno, la misma que atacó a los ‘cayetanos’ o a Vox cuando convocó manifestaciones en coche por las calles de España contra el estado de alarma, insiste en que saldrá a la calle. Irene Montero –la que acaba de recibir un unánime varapalo de los jueces sobre su ley del ‘solo sí es sí’, -21 jueces fachas contra ella-, Ione Belarra o el tuitstar Pablo Echenique quieren desfilar de 500 en 500.

Triste que la ideología en España contamine hasta las posibilidades de contagiarse en este país: una manifestación es peligrosa o no dependiendo si los que la organizan son "los míos" o "los otros". Y esto vale igual para los mítines en Vistalegre, los cayetanos, las marchas del 8-M o para la despedida multitudinaria a Julio Anguita.

En España, una manifestación es peligrosa o no dependiendo si los que la organizan son "los míos" o "los otros". Y esto vale igual para los mítines en Vistalegre, los cayetanos, las marchas del 8-M o la despedida multitudinaria a Julio Anguita

Y, por si fuera poco, otra vez Simón se une a la 'fiesta' para recordar que es más segura una manifestación de 500 “personas dispersas” que las procesiones de Semana Santa. La diferencia es que se han prohibido la Semana Santa, las Fallas, los Carnavales y hasta los Sanfermines –con las miles y miles de familias que dependen de ello en España y los millones de euros que generan- y nadie ha protestado.

Pero que nadie toque el 8-M… Definitivamente, un año y 83.019 muertos después, en España algunos no han aprendido nada. Y lo peor es que ahí siguen.

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