Aunque ya han pasado ocho años desde que José María Aznar dejó el poder, han mediado dos legislaturas presididas por el socialista Rodríguez Zapatero, y hasta le ha dado tiempo a irse del PP y crear un nuevo partido, Francisco Álvarez-Cascos todavía no tiene retrato en la galería de ministros de Fomento. Tan anómala situación, cuando su sucesora, Magdalena Álvarez, sí cuelga de las paredes de uno de los pasillos del MInisterio, se debe a una mezcla de desinterés de la socialista y de elección de un pintor muy ocupado, Antonio López.

Por partes. La cortesía institucional obliga al ministro entrante a ofrecerle al saliente que escoja un pintor que haga su retrato. La controvertida y polémica Álvarez, especialista en crear incendios con propios y extraños, nunca se lo pidió a Cascos. Pudo ser un despiste de la ministra que acaso nunca se interesó sobre cómo llegaban esos retratos a los pasillos del Ministerio. Cuando Zapatero la sustituyó por José Blanco el gallego se encontró con la papeleta. Fue él el que se puso en contacto con el ahora presidente del Principado de Asturias con el que mantiene, por cierto, una relación cordial.

Pero ahora, cuando todo apunta a que es Blanco el que está a punto de irse del Ministerio, el retrato de Cascos todavía no existe ¿la razón?, "se lo ha encargado a un pintor muy ocupado", aducen en Fomento. ¿Cuál? Pues uno de los mejores artistas contemporáneos de nuestro país, Antonio López. Tampoco Magdalena Álvarez o Rafael Arias Salgado se quedaron cortos. En su caso, eligieron a otro peso pesado de la pintura, Hernan Cortés Moreno, pero eso sí, mucho más asequible que López.

A este paso, Cascos y Blanco colgarán al mismo tiempo el testimonio de su paso por el Ministerio de Fomento.