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Trinidad Jiménez, José Antonio Alonso, Jesús Caldera, Leire Pajín, Francisco Caamaño o el propio José Blanco son las principales tablas de supervivencia del zapaterismo cuando el PSOE pase previsiblemente a la oposición después de las elecciones de noviembre.
El leonés conservará así algunas terminales en el grupo parlamentario, aunque en privado suele comentar que su actividad política tocará a su fin después del 20-N cuando entre a formar parte del Consejo de Estado, el cómodo asiento donde reposa María Teresa Fernández de la Vega desde que dejó el Gobierno ahora hace un año.
Sobrevive de esta manera el llamado 'zapaterismo', un estilo que nació presumiento de talante y que con el tiempo se tuvo que inclinar ante el peso de una crisis económica que primero negó y posteriormente intentó soslayar.
No falta quien entre las filas socialistas considera necesario un proceso de abjuración del zapaterismo, sobre todo si, como está previsto, deja un saldo electoral tras el 20-N inferior al que dejó Joaquín Almunia en los comicios de 2000.
Entonces, se consideró un suelo inaceptable que el PSOE terminara en 125 diputados. Ahora, sin embargo, hay encuestas que sitúan los resultados por debajo de dicha cota. Si es así, el zapaterismo pasará a la historia socialista, pero no por buenos motivos.