Este año su convocatoria es de las más altas: 173 galerías provenientes de 33 países. Un dato curioso en época de crisis. Sus directores, Armanda Sharp y Matthew Slotover, continúan jactándose.  Después de ocho ediciones, la feria de arte londinense Frieze, que este año inaugura el 13 de octubre, continúa siendo el punto de mira de las últimas tendencias del arte contemporáneo.

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La presencia española en este encuentro es, sin embargo, prácticamente nula. Por tercer año consecutivo, sólo dos galerías nacionales participan: Juana de Aizpuru y Helga de Alvear; y lo hacen, además, con subvención del Ministerio de Cultura. Ambas galerías, reconocidas como las más sólidas del panorama español, se mantienen en la convocatoria como únicas representantes ibéricas que se han mantenido de manera más o menos constantes en la cita internacional.   

A la solitaria dupla ibérica se sumó en 2005 Pepe Cobo, pero la galería  abandonó pronto  la lista de  predilecciones de la convocatoria londinense, lo que redujo nuevamente la participación española a dos galerías. Dos entre 150 o 170. ¿A qué se debe la magra presencia de las galerías españolas en la feria británica? ¿Falta calidad? ¿Exceso de aspirantes unido con férreos criterios de selección? ¿O acaso una  desafortunada combinación de ambas?

Invisibilidad versus mercado

Al ser consultados por Vozpópuli, los portavoces de Frieze declinaron que se tratara de un asunto estrictamente asociado a la calidad de las propuestas españolas. Emplearon más bien un argumento según el cual la selección buscó propiciar un  “balance” dentro de las propuestas presentadas en  la convocatoria.

“Este año recibimos gran cantidad de proyectos  muy sólidos desde América Latina:  Perú, Colombia, Argentina… Propuestas realmente sorprendentes y, en el caso de las galerías españolas, decidimos hacer una selección más justa para mantener el balance. No era una cuestión de calidad, sino de armonía, de balance”, comentó  Belinda Bowring, coordinadora de comunicación de la feria británica.

Rosa Olivares, directora de la revista especializada en arte contemporáneo EXIT, es bastante menos diplomática: “Las galerías españolas no van a Frieze porque no tienen presencia siquiera en su propio país. Viven en el anonimato. No hacen publicidad”, fustiga la editora.  

A la situación original de la visibilidad como galería, se suma un segundo aspecto, según Olivares: “Para ir a Frieze o a cualquier ferie de primer nivel se pide, además,  que los artistas que se expongan sean propios,  que tengan reconocimiento, algo que las galerías españolas no suelen cumplir, porque sus artistas suelen estar cedidos y los artistas internacionales trabajan en cesión de galerías extranjeras. Además, las galerías españolas aparecen y se anuncian en muy pocas revistas especializadas de referencia. Sólo logran ir a ferias importantes las que son fuertes económicamente y las que tienen un poderío, que son, hasta cierto punto Soledad Lorenzo... Helga de Alvear y Juana de Aizpuru, que es Juana de Aizpuru,   y Juana es súper Juana,  la conocen en todo el mundo...".

La Feria crece, España desaparece

El dato de la escasa  representación española escuece aún más si a ello se suma el hecho de Frieze está creciendo.  Es decir: no hay motivo alguno para semejante poda. Primero: se ha anunciado que la feria abrirá dos nuevos capítulos. Dos de ellos en 2012: una sección de la feria en Nueva York, prevista para mayo, y otra, que se celebrará en Londres, también en octubre,  y que lleva por nombre Frieze Masters, y que tiene como objetivo entablar un diálogo  entre los creadores más convencionales del arte contemporáneo del siglo XX con las propuestas más rompedoras de las últimas décadas.

A eso se suma que en el apartado de Solo Projects de esta edición, de las 25 galerías participantes, 21 de ellas lo hacen por primera vez. Es decir, en una feria que se encuentra en plena expansión, en lugar de cerrarse, los espacios se abren, por lo que sería el momento propicio para encontrar un nicho de mercado, el mismo que las galerías latinoamericanas parecen estar arrebatándole a las españolas, un poco menos espabiladas.