La empresa demandante era cliente de Caja Madrid y de su filial de banca privada Altae Banco -actualmente integradas en Bankia- a las que acusa de proporcionarle un asesoramiento deficiente por la adquisición de un crédito garantizado con bonos de Landsbanki.
Fuentes de la entidad explicaron a Europa Press que el asesoramiento por parte de Altae ha sido "correcto" y así consta en las grabaciones realizadas por el sistema del banco durante todo el proceso. "El cliente conocía los riesgos y el garante del producto: el banco islandés", defienden.
Según explicaron los representantes legales de Ribertierra, de los bufetes Jausas y Zunzunegui, su cliente ingresó 19,25 millones de euros por la venta de unos terrenos en 2005 y acudió a Caja Madrid para que le asesorara cómo invertir dicha cantidad en la compra de un inmueble en Madrid.
La entidad mantiene que el cliente ya había realizado con anterioridad operaciones similares con productos de la misma naturaleza y que estaba calificado como inversor "profesional" con "experiencia y conocimiento suficiente" sobre este tipo de productos.
Según los demandantes, Caja Madrid le recomendó firmar un contrato de asesoramiento con Altae. La filial le ofreció un crédito por 19 millones de euros para comprar el edificio y a su vez invertir el dinero conseguido en unos productos estructurados -con el capital 100% garantizado- cuyos intereses le permitían financiar el préstamo hipotecario, así como un crédito adicional de 6 millones de euros.
En 2005, se firmó esta operación de préstamo con garantía de bonos BNP Paribas, que en 2006 se sustituyeron por bonos Credit Suisse First Boston, hasta que en 2007 Altae le recomendó unos bonos de similar naturaleza y 100% garantizados.
Así, el 19 de mayo de 2007, Altae formalizó la venta de los nuevos bonos tras hablar con el cliente y sin advertirle de que el emisor era Landsbanki ni del riesgo que presentaba. Altae percibió un margen no comunicado al cliente de 660.275 euros por la operación. Veinte días después, el cliente firmó la orden de compra donde sí aparecía el emisor y determinadas advertencias de riesgo, según explican los demandantes.
En julio de 2008, el cliente se percató de que el producto estructurado dejaba de pagar intereses, por lo que se puso en contacto con Altae, que le recomendó seguir con el producto por ser 100% garantizado, ya que si lo vendía podía perder un 15%. Tres meses después Landsbanki fue intervenido y el cliente perdió la inversión.
Según las mismas fuentes de la entidad financiera, durante el proceso se le ofreció amortizar el valor con un descuento del 15%, cuando la situación de los mercados empezaba a mostrar señales de cambio, y a pesar, de que no había constancia de la posible quiebra de Islandia.
Caja Madrid compró toda la emisión que distribuyó del banco islandés y colocó una parte en Ribertierra (19,2 millones) y el resto a otros 9 clientes. En el proceso de insolvencia del banco islandés, solo figura Bankia como acreedor por esta emisión de bonos.
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