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Es previsible que hoy se conozca la composición completa de las listas con las que el PP comparecerá a las elecciones del 20-N. No ha dejado de haber ciertas dificultades, fundamentalmente en la lista madrileña, a pesar de que Mariano Rajoy decidió no arriesgar para que el proceso de designación de los futuros diputados y senadores discurriera de la manera más tranquila posible. Para ello, hizo un llamamiento a la continuidad de las candidaturas con respecto a 2008, criterio no compartido por algunos dirigentes de Génova que hubieran preferido apuestas más novedosas con las que contrarrestar a algunos de los más destacados adversarios socialistas.
Es el caso de las circunscripciones de Barcelona y Málaga, donde los socialistas presentarán a las todavía ministras Carme Chacón y Trinidad Jiménez, respectivamente. En Barcelona irá de “número uno” de la lista Jorge Fernández Díaz después de que Rajoy manejara el nombre de su director de gabinete y responsable de relaciones internacionales, Jorge Moragas. En Málaga seguirá la incombustible Celia Villalobos, a los que algunos intentaron buscar recambio, sin éxito.
Barcelona tiene, para los populares, doble valor. No sólo es una circunscripción en la que esperan mejorar sustancialmente sus resultados, -pasando de sus actuales ocho diputados a un mínimo de doce-, sino que ofrece la posibilidad de desactivar a la “sucesora del sucesor”, esto es, a Carme Chacón, que espera su oportunidad tras la más que probable debacle de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Zamora es otra bala en la recámara popular. Una vez conocido que sería el ministro del Interior, Antonio Camacho, el que aterrizara de cunero en esta provincia, tocaron a rebato en la planta séptima de Génova. El objetivo: que la mano derecha de Rubalcaba no saque su escaño de diputado. Para ello, el PP debería golear electoralmente hablando y no saben si eso va a ser posible con Antonio Vázquez, el mismo cabeza de cartel de hace cuatro años.
Además, los partidarios de haber agitado la coctelera de las listas no dejaban de ver con aprensión que Rajoy optara por un perfil bajo en Asturias incapaz de frenar a Francisco Álvarez-Cascos. El presidente del PP asturiano, Ovidio Sánchez, peleó por la designación, que recayó finalmente en una ex-casquista, Mercedes Fernández, lo que no deja de tener su enjundia. Pocas opciones más había en una región donde el partido necesita con urgencia un proceso de renovación superador de todas las heridas y enfrentamientos internos.
Salto de Cobo a la política nacional
Así, las decisiones más noticiosas han sido el "fichaje" de la atleta Marta Domínguez al Senado por Palencia o la inclusión de Alberto Ruiz-Gallardón en la candidatura encabezada por Rajoy. También lo sería la de su "número dos", Manuel Cobo, con pocas posibilidades, en todo caso, de entrar a la lista madrileña salvo que se quiera provocar una rebelión en la dirección regional del partido, con la que ha estado muy enfrentado. Se le busca hueco en alguna provincia limítrofe con Madrid, como puede ser Segovia. A Cobo no le importa. Ayer defendió que “hay personas importantísimas que han ido en listas de lugares donde no habían vivido".
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