El objetivo de esta medida es multiplicar la potencia del fondo para proteger a los dos países del contagio de un impago por parte de Grecia.
Con este refuerzo, el fondo europeo de estabilidad financiera (EFSF, por sus siglas en inglés) garantizaría a los inversores en bonos españoles o italianos el primer tramo de pérdidas (que podría llegar hasta el 30%) en caso de impago de los dos países.
La idea ha sido defendida en público por el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Vítor Constâncio, que en un reciente discurso en Milán aseguró que "lo que resulta más importante que el EFSF haga en estos momentos es apoyar las nuevas emisiones de bonos de, por ejemplo, Italia o España" porque ello "multiplicará" su efecto. A juicio del BCE, esta función es más urgente que la recapitalización de bancos o la compra de bonos en el mercado secundario.
El uso del fondo de rescate para avalar los bonos de Italia y España se ha convertido en la opción favorita después de que se hayan descartado la mayoría de alternativas para reforzar este instrumento. Así, los países de la eurozona han rechazado aumentar la dotación de 440.000 millones de euros porque el aumento de garantías que exigiría pondría en riesgo la calificación crediticia 'triple A' de Francia.
Además, el BCE y Alemania se oponen a apalancar el fondo convirtiéndolo en un banco para que tenga acceso a la financiación del Banco Central y pueda así multiplicar su potencia.
El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, se ha mostrado convencido este martes de que los líderes europeos llegarán a un acuerdo para reforzar el fondo en la cumbre del domingo. "Maximizar la capacidad efectiva de préstamo del fondo europeo de estabilidad financiera para ampliar su potencia también está sobre la mesa, y confío en que se logrará un acuerdo", ha dicho Rehn.
El refuerzo del fondo de rescate es uno de los tres pilares del plan para resolver la crisis de deuda que se debatirá en el Consejo Europeo, aunque Alemania ya ha dejado claro que no espera que de la reunión salgan soluciones finales. El segundo pilar consiste en encontrar una "solución sostenible" para Grecia.
"Necesitamos construir un segundo programa sólido, evitando el actual drama continuo", ha defendido. Ello supondrá, ha admitido Rehn, "revisitar" los acuerdos sobre "el grado de participación del sector privado en la restauración de la solvencia".
De hecho, los países de la eurozona sopesan pedir a la banca que asuma pérdidas de hasta el 50% en los bonos griegos que tienen en su balance, en lugar del 21% que se decidió en julio, según las fuentes consultadas. Alemania y Países Bajos son los Estados que más presionan para aumentar la participación del sector privado mientras que Francia y el BCE se oponen por entender que podría agravar el contagio a España e Italia.
Finalmente, los líderes europeos deberán decidir sobre el plan de recapitalización de los bancos para que puedan resistir a la crisis de deuda. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) sopesa exigir a los grandes bancos de la UE un umbral de capital de calidad (tier 1) del 9% frente al 5% de las pruebas de estrés de julio tras evaluar el impacto del deterioro de la deuda griega y del resto de países periféricos en los balances de los bancos.
Las entidades tendrían entre 3 y 6 meses para lograr el capital que les falte, según han explicado fuentes europeas, aunque todavía no se ha cerrado ningún acuerdo sobre estas cuestiones.
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