El campamento, habitado por los denominados 'travellers' (viajeros), procedentes en su mayoría de Irlanda, se sitúa en el condado de Essex, a las afueras de Londres.
El desalojo de 49 parcelas ilegales ha llegado tras una batalla legal prolongada durante una década y pese a que los cientos de residentes de este lugar habían logrado que la Justicia interrumpiese temporalmente la expulsión. Finalmente, un tribunal dio luz verde a la limpieza de la zona, tal como solicitaban los habitantes de las áreas urbanas aledañas y que se quejaban del ruido y la basura.
El desalojo de unas 400 personas ha comenzado este miércoles por la mañana y a él han tratado de resistir no sólo los residentes sino también numerosos activistas. La oposición al desalojo lanzó ladrillos y otros objetos contra los alrededor de cien agentes que tomaron parte y que en al menos un caso han utilizado pistolas eléctricas.
En cuanto a los daños materiales, una de las caravanas ha ardido, lo que ha provocado un fuerte incendio y teñido el paisaje con gran cantidad de humo. El fuego provocó también el estallido de un recipiente con gas, aunque este incidente no causó heridos. Los servicios sanitarios han atendido a varias personas por cuadros leves como inhalación de humo o dolores en pecho o espalda.
Tras la violencia matutina, una portavoz de la Policía de Essex ha explicado que por la tarde las fuerzas de seguridad habían conseguido "una mayor calma", en parte tras contener a los individuos considerados más violentos. Las personas detenidas, ha explicado, podrían enfrentarse a diversos cargos por desórdenes públicos y actos violentos.
CRÍTICAS CRUZADAS
Una 'traveller', Mary Sheridan, ha denunciado que "la única violencia premeditada ha venido de la Policía", que "sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando comenzaron a golpear y a disparar con 'taser' a la gente". Sheridan ha advertido de que ahora no tienen vivienda y que tendrán que volver a la carretera, lo cual les convertirá en "ilegales", según recogen los medios británicos.
Por su parte, el alcalde de Balsidon, Tony Ball, ha hablado de "escenas de violencia premeditadas y organizadas" por parte de los manifestantes. "Han lanzado piedras y ladrillos, amenazado a la Policía con barras de hierro y prendido fuego a una caravana", ha explicado.
"Estoy absolutamente convencido de que, después de diez años de negociación para intentar encontrar una solución pacífica a esto, lo que hoy se está haciendo es lo correcto", ha justificado, antes de apuntar que los nómadas habían rechazado planes de realojo.
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