Cualquier observador ocasional que reparase en ello diría que el ex presidente Felipe González ha cambiado su perfil. En lo últimos años era un ex mandatario con todos los giros típicos de ex: pasando más tiempo fuera que dentro de su país, hablando ex cátedra las pocas veces que lo hacía, codeándose con las élites financieras y políticas con pingües beneficios, famoso por algún escarceo privado como su separación y nueva relación…
Pero en las últimas semanas esto ha cambiado radicalmente, sin un motivo claro aparentemente. Así, le hemos visto haciendo campaña a favor de Alfredo Pérez Rubalcaba, a pesar de que siempre se ha mostrado distante con el socialismo heredero del zapaterismo. Es cierto que el actual candidato procede de sus tiempos, pero también que Felipe ha mostrado desapego público por lo gubernamental en estas dos legislaturas.
Esta misma semana se le ha podido ver liderando la cumbre de políticos progresistas, y además no dudó en aplaudir las controvertidas palabras de Emilio Botín sobre recapitalización bancaria. Algo que no debería pasar inadvertido a nadie, ya que el presidente de Santander desató la caja de los truenos ante toda la autoridad bancaria internacional en su propia casa. Después de eso, toda la banca española se atrevió a dar palos también. Antes no.
Esto último en un desayuno celebrado el jueves en Madrid, la capital con más almuerzos del mundo, de la que se dice que “o das un desayuno o te lo dan”, donde también valoró de manera negativa las propuestas sobre despidos de la CEOE o los posibles recortes que penden sobre educación y sanidad. El evento fue presentado por el propio Rubalcaba.
La tarde del viernes daba una conferencia en Sevilla sobre cambio climático, que por algo es ahora consejero de Gas Natural Fenosa. No se le conocían veleidades en este terreno pero de algo tiene que servir el compartir asiento en el máximo órgano de representación de la compañía que preside Salvador Gabarró. Le acompañaron Magdalena Álvarez y el presidente de la Junta, Jose Antonio Griñán.
Ya tiene agendados más actos electorales en noviembre en Extremadura, concretamente en Cáceres y Plasencia, compartiendo cartel estelar con Cristina Narbona, es decir, sigue dispuesto a fajarse por los pueblos de España en apoyo de su amigo Rubalcaba.
¿Qué queda de ese estadista encerrado en una burbuja. que se codeaba con Carlos Slim, diseñaba joyas para consolarse de la incomprensión global y que hablaba en los últimos tiempos de la crisis financiera con uno de los mejores lenguajes que podía escucharse?
Habrá que verlo. No falta quien especula que el PSOE quiere recuperarlo activamente para la política, si, tal como se prevé, los socialistas sufren un varapalo electoral. A sus 69 años se le ve en plena forma y viendo esa vitalidad, parece que tiene marcha para rato.
Quienes le conocen de cerca, aseguran que está dolido por el trato que le ha dado la historia. González considera que fue él quien puso en la senda de la modernidad a este país, afrontando reformas como la reconversión industrial que ningún Gobierno de derechas podría haber hecho jamás.
Sólo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que en las últimas semanas estamos sabiendo más de González que en muchos años. Incluso cuando era presidente, se encerraba en la Moncloa, víctima de la soledad y la incomprensión, en compañía de sus bonsáis. Ahora, ocurre lo contrario. Lo tenemos hasta en la sopa. ¿Podríamos ver en unos meses a Rubalcaba ofreciendo apoyo al candidato González?
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