La segunda operadora de telefonía fija en España, Ono, está planeando recortar de nuevo la plantilla, formada por 3.085 empleados (datos a cierre de 2010). La compañía que preside José María Castellano ha empezado a trazar un plan para atender los pagos del crédito de 3.500 millones, aplazado a 2013, según explican a Vozpópuli fuentes cercanas a la operadora, sobre todo porque el crecimiento de la compañía es plano, la salida a Bolsa se ha congelado y el proyecto de crear un gran operador de cable donde compartir sinergias ha fracasado de nuevo (la asturiana Telecable ha acabado en manos del fondo Carlyle).
Dicho plan se encuentra en una fase muy inicial, según explican las mismas fuentes, y aún se está barajando dos escenarios posibles. O bien iniciar un nuevo proceso de Expediente de Regulación de Empleo (ERE) o bien adelgazar la plantilla externalizando algunas actividades. La operadora ha empezado tanteando a los sindicatos y de forma extraoficial ha lanzado la idea de la compañía de externalizar ciertas actividades, como las plataformas de ventas, según explican fuentes sindicales a este diario.
Uno u otro, lo cierto es que la operadora que dirige Rosalía Portela tiene que empezar a tomar decisiones en este sentido. Ono ha disfrutado casi de dos años de respiro gracias a que consiguió
convencer a un voluminoso sindicato de bancos aplazar a 2013 una parte significativa de los vencimiento de la deuda de 3.500 milllones (derivada de la compra de Aunea). Pero en este tiempo, la compañía, que presentará el 7 de noviembre sus resultados trimestrales, no ha dado síntomas de crecimiento (crisis económica y fuerte rivalidad en la competencia), por lo que ahora toca empezar a moverse.
De cara a los bancos, la compañía tiene que engordar el Ebitda y una solución es reducir los costes fijos, como ya hizo recientemente. De poner en marcha el mencionado ERE, la historia en Ono se repetiría. A finales de 2008, la compañía se encontraba en una situación parecida. Los vencimientos del crédito de 3.600 millones de euros tras la compra de Auna asomaban y la operadora presentó a los trabajadores un ERE que en principio afectaba a 1.300 empleados. A primeros de 2009, dicho proceso se ajustó y finalmente, la compañía ejecutó la reducción de casi mil puestos. En paralelo, el equipo financiero de Ono anunció, poco después, su propuesta a la banca de un plan de refinanciación, que tras un largo proceso se consiguió cerrar en abril de 2010.
No obstante, después del ERE la plantilla ha ido reduciéndose. En 2010, se redujo un 10% (unas 370 personas). En los dos úlitmos ejercicios, la plantilla ha adelgazado casi un tercio (28,9% -a cierre de 2008 eran 4.339 empleados y a cierre de 2010 se habían reducido hasta 3.085-). Fuentes oficiales de Ono desmintieron ayer esta información.
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