Francisco Álvarez-Cascos es un hombre afín a la cultura. Pero no a todas ni de todo tipo, que quede claro. En medio de la polémica por el cierre del Centro Cultural Óscar Niemeyer, cuya transparencia en la gestión ha sido cuestionada por el propio Cascos, saltan sin embargo a la vista las –muchas – inquietudes artísticas del actual presidente del Principado de Asturias.
Cascos es asesor de Aqualium, una sociedad a través de la cual su actual esposa, María Porto, desarrolla su actividad profesional en el campo de las artes plásticas. Por ahí, para muchos, se despiertan suspicacias. Después de dirigir durante cinco años la Galería Marlborough en Madrid -etapa en la que conoció a su marido-, María Porto creó en 2004 Aqualium, una empresa mediante la cual asesora a coleccionistas, organiza exposiciones y aporta consejos en temas de decoración e interiorismo.
Los proyectos de Aqualium incluyen desde exposiciones de arte hasta iniciativas algo más corporativas, entre ellas, la próxima apertura de un espacio de arte en Castellana 85, en la sede del Corte Inglés, en Madrid, un edificio de 8.000 metros cuadrados dedicado a decoración y en el que destaca una zona de antigüedades y obras singulares. Personas cercanas a Aqualium aseguran que la apertura se hará el 25 de noviembre, para que no coincida directamente con las elecciones.
En medio de un clima de escepticismo debido a las medidas puestas en marcha por Cascos, entre ellas la posible eliminación del festival literario de la Semana Negra de Gijón por recortes y el cierre del Centro Niemeyer de Avilés justo después de llevar a cabo el reclamo de mayor participación del gobierno autonómico en el patronato, fuentes del sector cultural miran con desconfianza los movimientos de Cascos y su gente.
Para el diputado socialista Vicente Herranz, vicepresidente de la Junta de Asturias, los intereses de Cascos siempre han sido más políticos que culturales. De acuerdo con Herranz, al presidente de la Comunidad le importa más amasar poder e influencia en los pasillos políticos como el de las Bellas Artes, aunque estos últimos no le son en absoluto indiferentes.
“Aquí no se hace nada sin las directrices de Francisco Álvarez Cascos. No es extraño que una persona de las características del consejero de cultura, Emilio Marcos Vallaure (Foro Asturias) , tenga que verse metido en este barullo del Niemeyer. A algunos le da qué pensar todo esto”, dice Herranz.
“A veces se podría pensar que hay otras motivaciones, pero preferimos pensar , en el caso del Niemeyer, que se trata sólo del interés político de Cascos para controlar el centro, un lugar que tiene muchísima presencia en medios y serviría de mucho para hacer contactos”, agrega Herranz.
Al ser repreguntado por cuáles serían los intereses del presidente a los que se refiere, y si con esta afirmación alude al dato que circula en algunos sectores, según el cual, Cascos querría hallanar el camino del Niemeyer para incluir a personas del entorno favorable a Porto, Herranz responde: “Preferimos pensar que es sólo eso y no para hacerse con el Niemeyer y convertirlo en una galería de arte contemporáneo, ¿no?”
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