Para no pocos dirigentes nacionales del PP José María Aznar era un hombre transparente y previsible al lado de Mariano Rajoy. Hay unanimidad cuando te acercas a cualquiera de ellos: "quien diga que sabe cuál va a ser el gabinete ministerial miente. Rajoy no ha hablado con nadie". Todavía a Aznar le gustaba jugar con propios y extraños y, en esos juegos, revelaba parte del contenido de su cuaderno azul. En cambio, el gallego es un hombre hermético y nada deja entrever de las decisiones que deberá tomar en apenas dos meses. Que no va a haber ni cuotas de género ni territoriales a la hora de elegir a su equipo es, hoy por hoy, la única de las certezas.
El 13 de diciembre se constituirán las Cámaras. Para entonces, si gana las elecciones, ya habrá presidentes del Congreso y del Senado y portavoces parlamentarios. Apenas un par de días antes de la Nochebuena, calculan en el PP, se producirá el debate de investidura, y ya con el turrón sobre la mesa, la formación de Gobierno. Este es el calendario de la mayoría absoluta. Si no consiguiera superar la barrera de los 176 diputados debería tejer acuerdos con otros Grupos para garantizarse, al menos, la investidura y, con ello, se retrasaría el desembarco del nuevo Ejecutivo.
Sin embargo, a pesar de todas las cautelas, hay coincidencia entre los principales dirigentes del PP consultados por Vozpópuli respecto a un puñado de nombres. Que la actual portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, va a estar en el Gobierno parece no dudarlo nadie, como tampoco dudan respecto de la presencia de Miguel Arias Cañete y de José Manuel Soria, valor emergente. Sáenz de Santamaría podría sentarse perfectamente a la vera de Rajoy en la mesa del Consejo de Ministros como vicepresidenta política. Algo más lejos estaría Arias Cañete, de nuevo al frente del rescatado Ministerio de Agricultura. El jerezano es perfecto conocedor del engranaje europeo, buen negociador y anda estos días de bolos por España explicando a los suyos las cuestiones de la PAC. No es, sin embargo, la responsabilidad que más le gustaría.
Para el canario José Manuel Soria no está tan clara la cartera, pero podría hacer un buen papel, dicen, en Administraciones Públicas o Fomento. Soria ha ido construyendo con los años una buena relación con Rajoy, que se afianzó a raíz del llamado 'caso Salmón" por el cual fue imputado por delitos de cohecho y prevaricación de los que resultó exonerado.
Sin unanimidad en torno a Gallardón
En cambio no hay unanimidad en torno al destino del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Es cierto que Rajoy ha cumplido el deseo del regidor de incorporarlo a la lista de las generales y, con ello, ha desatado la especulación de que entrará a formar parte del gabinete ministerial, pero hay quien razona que Gallardón tiene mucha tarea por delante en el Ayuntamiento y que no se entendería que lo dejará apenas unos meses después de haber concurrido a las municipales. Vamos, que el líder del PP podría reservárselo para una segunda legislatura. Sí coinciden todas las fuentes consultadas en que Gallardón podría hacer un buen papel allá donde le pusiera Rajoy, incluída la portavocía del Gobierno o un refundado Ministerio de Justicia e Interior para administrar el fin de ETA.
Otros nombres que no se deben perder de vista es el de la ex ministra de Sanidad Ana Pastor, que podría regresar de nuevo a esta cartera siempre y cuando no se convierta en la presidenta del Congreso de los Diputados, cargo para el que también suena con fuerza otra persona de la máxima confianza de Rajoy, Jorge Fernández Díaz. De hecho, que sea un catalán la tercera autoridad del país no es un detalle menor, que diría Rajoy. Precisamente para el Congreso también parece destinado el actual vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, quien podría asumir la portavocía del Grupo Parlamentario en sustitución de Sáenz.
Hay dos clásicos ministrables muy cercanos a Rajoy. Se trata de la actual vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato, y del portavoz del Grupo Popular en el Senado, Pío García Escudero. Mato siempre salió en las quinielas de ministros en la época de Aznar. Tiene a su favor que ha sido la coordinadora electoral de la exitosa campaña del 22-M y también de ésta, que se prevé arrasadora para las siglas populares, pero eso podría tener el efecto boomerang de 'condenarla' al partido. García Escudero, hombre muy del estilo de Rajoy, prudente y discreto, parece tener sus ambiciones colmadas. A lo sumo, en su entorno sugieren que podría cambiar de despacho en la Cámara Alta para ocupar el de presidente del Senado.
Los nuevos grupos de poder
Las personas que han ido tomando fuerza en la última legislatura son, por un lado, las del entorno de Soraya Sáenz de Santamaría; las de Jorge Moragas, director de gabinete de Rajoy, y los miembros del equipo económico. Es por ello que sugieren no perder de vista a la diputada Fátima Báñez, que podría ser, apuntan, una perfecta ministra de Trabajo, a Álvaro Nadal o a Santiago Cervera, aunque, en su caso, le ven más como secretario de Estado de Sanidad. Moragas, experto en relaciones Internacionales será determinante a la hora de elegir al próximo ministro de Exteriores.
¿Y qué pasa con Economía? Esa es la gran incógnita y el secreto mejor guardado para el que es el cargo más importante de todo el organigrama gubernamental. A diferencia de hace cuatro años, cuando Rajoy se presentó en tándem con Manuel Pizarro, esta vez el silencio es absoluto. Cristóbal Montoro, José Manuel García Margallo, Luis de Guindos --"es demasiado teórico y ahora necesitamos a alguien que se ponga el mono de trabajo", objeta un dirigente del "núcleo duro"--, el propio y redivivo Manuel Pizarro, Jaime Caruana y, hasta los hay quien vuelven a apuntar a Rodrigo Rato, son nombres que engordan una lista cada vez más larga que lleva camino de romper todas las costuras.
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