Nicolás Sarkozy quiere marcar el ritmo: para el presidente francés, está fuera de consideración aceptar un referéndum griego sobre el plan de rescate, conseguido con gran esfuerzo por las autoridades europeas, los jefes de Estado y el Fondo Monetario Internacional. Frente a las ambiciones democráticas de los griegos, Sarkozy cuenta con imponer sus propias condiciones a Papandreu, según el periódico francés Le Monde, que cita fuentes próximas al palacio del Eliseo.
El contraataque está listo y será sacado adelante por Nicolás Sarkozy y Angela Merkel. Ambos dirigentes se disponen a poner a Papandreu entre la espada y la pared: según ellos, Grecia no tiene nada que se pueda negociar. Y no obtendrá la ayuda prometida de 8.000 millones de euros si elige no adoptar el plan de restructuración exigido por el FMI. Si el gobierno griego sigue con la voluntad de organizar un referéndum, que pregunte la única cuestión que Grecia pueda autorizarse: “¿Grecia quiere quedarse en la zona euro?”
Aún así, Nicolás Sarkozy entrevé la posibilidad de un referéndum, pero lo quiere lo antes posible. Incluso cuenta con dar el ejemplo de Zapatero, quien tuvo el valor para organizar elecciones anticipadas y tomar decisiones difíciles sin consulta popular.
Invitado en Cannes antes de la cumbre del G20, Papandreu se arriesga a encontrar un frente común contra él. Nicolás Sarkozy sabe que tiene el consentimiento de Merkel y de Christine Lagarde, directora del FMI, para imponer sus órdenes. Las instituciones europeas como el Consejo europeo, la Comisión y el Banco central están listas para seguir. Todos quieren que Papandreu asuma sus responsabilidades, mientras que Grecia podría encontrarse en suspensión de pagos a partir de diciembre.
Según un negociador francés, Grecia no está en una posición que le permita rehusar una solución común: “El contagio ya está aquí, sólo hay que mirar a los mercados.” Además, los accionistas no europeos del FMI se niegan rotundamente a ayudar un país que no se compromete a reestructurar su economía. En todos los casos, la salida del euro, para Grecia, sería una solución suicida. El país mediterráneo está listo para echar un pulso con los dirigentes europeos, pero no es el favorito para ganarlo.
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