La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, arremetió ayer contra la Italia de Silvio Berlusconi, por la falta de credibilidad política y se mostró asimismo "satisfecha" por el papel de supervisión que ejercerá la institución sobre las reformas prometidas en Italia, que, en su opinión, no han sido muy creíbles.
"El problema que hemos visto es la falta de credibilidad" en las reformas anunciadas, dijo Lagarde en rueda de prensa al término de la cumbre del G-20, y poco después de conocer la petición del Gobierno de Silvio Berlusconi de que el FMI compruebe la puesta en marcha de las medidas.
La opinión de Lagarde la comparten altos cargos europeos, como el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, quien hoy también valoró la petición italiana, porque "mejorará -dijo- la credibilidad de sus esfuerzos".
Barroso no dudó en asegurar que la credibilidad de Italia se estaba viendo mermada, y puso ejemplo el aumento del diferencial de su deuda en los mercados secundarios, que atribuyó a que no estaba cumpliendo con las reformas anunciadas en la cumbre europea del 26 y 27 de octubre.
Para Lagarde, "una de las mejores maneras de tener credibilidad es contar con un supervisor independiente, que verifique que las promesas son aplicadas".
Lagarde se refirió a los "15 folios" de reformas que Berlusconi llevó a la cumbre de la eurozona. Ahora, un equipo de expertos del fondo se desplazará a Italia para "vigilar la puesta en marcha de las medidas y publicar los resultados de manera regular, cada cuatro meses".
"Seremos rigurosos, exigentes y laboriosos" en la tarea de supervisión, dijo la ex ministra de Finanzas francesa, quien indicó que, aunque el primer ministro sigue anunciando nuevas medidas, el objeto de su supervisión será el plan presentado en la cumbre de octubre.
Lagarde reconoció que el FMI había ofrecido a Italia participar de una Línea de Crédito Precautoria, un instrumento financiero del fondo que normalmente va asociado a este tipo de supervisiones, pero el Gobierno de Berlusconi lo rechazó.
Ahora se realizará como una "vigilancia fiscal" habitual del FMI, bajó el llamado capítulo 4, que le permite hacer revisiones regulares de la marcha económica de sus miembros. Berlusconi intentó quitar hierro al asunto, insistiendo en que la ayuda de los organismos internacinales será meramente consultiva y nunca órdenes, pero la fuga de diputados de su partido contradice esto.
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