El Hermitage es una de las pinacotecas más completas del mundo. Creado en 1764 por Catalina II y declarado museo Imperial por el emperador Nicolás I, el Hermitage comenzó con una colección de 220 piezas que hoy superan los tres millones de obras. El edificio más importante de los que integran el complejo es el Palacio de Invierno, residencia oficial de los antiguos zares y escenario clave de sucesos históricos, entre ellos, el asalto de la noche del 25 de octubre durante la revolución bolchevique. Una parte de su inmenso legado podrá ser apreciado en el Museo del Prado en una exposición que abrirá sus puertas el próximo 8 de noviembre con el nombre de El Hermitage en el Prado, una nuestra que acerca a dos de las pinacotecas más importantes.
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Ambos museos, tanto el Hermitage como El Prado, tienen en común algo más que esta exposición. Su peso histórico –los dos se alimentaron de colecciones reales-, pero también por el hecho de que tanto El Prado como el Hermitage han sido actores de excepción a lo largo de su historia. Por ejemplo, la evacuación de la colección del Hermitage en 1942 durante la ocupación alemana es considerado, después del que realizara el Prado durante la Guerra Civil Española, uno de los más importantes del siglo XX.
La selección de piezas que albergará el Museo del Prado a partir del próximo martes abarca un trozo muy amplio y rico de la colección del museo ruso: desde el siglo V a.C. hasta el siglo XX, incluyendo piezas de las colecciones de pintura, dibujo y escultura, además de una selección de objetos de las colecciones arqueológicas y de artes decorativas, que incluyen trajes de época y mobiliario.
Considerando que a lo largo de su historia el Hermitage se ha hecho poseedor de poderosas colecciones, entre ellas las de Pedro El Grande o Catalina II e incluso la colección privada de la emperatriz Josefina –llevada al Hermitage después de que el Zar Alejandro I de Rusia se hiciera con las obras luego de entrar con sus tropas en el año 1815 en París- se sobreentiende que es mucho lo que hay por ver. Y no sólo de los grandes maestros de la pintura clásica sino también del arte de finales del XIX y también del siglo XX.
De hecho, y en lo que al capítulo de pintura se refiere, el Hermitage tiene una anécdota histórica curiosa. A su vuelta de Berlín, a finales de la segunda Guerra Mundial, el Ejército Rojo trajo a San Petesburgo numerosas obras de arte que acabaron en el Hermitage, sobre todo de obras impresionistas y postimpresionistas de colecciones privadas. Uno de los casos más importantes fue el del Altar de Zeus de Pérgamo, extraído de un museo de Berlín como botín de guerra, y que estuvo expuesto en el Hermitage hasta el año 1959. A pesar de las críticas, el gobierno ruso alegó que esas obras no eran un robo, sino una compensación por la destrucción perpetrada por los nazis en Rusia. El gobierno llegó incluso a prohibir su devolución, alegando que los dueños de las piezas financiaron económicamente al régimen nazi.
Entre las grandes obras maestras de la pintura que formarán parte de esta muestra destacan ejemplos tan notables como el San Sebastián de Tiziano, el Tañedor de Laúd de Caravaggio, el San Sebastián de Ribera, y el Almuerzo de Velázquez. También tendrán cabida dos obras de la importante colección de Rembrandt que atesora el Hermitage, Retrato de un estudioso y Caída de Haman. De su colección de dibujos, vendrán obras de Durero, Rubens, Watteau e Ingres y, entre las esculturas, pueden destacarse el boceto en terracota de Bernini para el Éxtasis de Santa Teresa, y una de las obras maestras en mármol de Antonio Canova, la Magdalena penitente.
La exposición contará también con notables ejemplos de las célebres colecciones de pintura impresionista y post-impresionista del museo ruso, en la que estarán representados Monet, Cézanne, Renoir, Gauguin y Matisse, éste último con dos obras. De Picasso se incluirán tres lienzos, entre ellos Mujer sentada y Bebedora de absenta, y completarán la selección dos obras rusas de la vanguardia abstracta, la Composición VI de Kandinsky y el misterioso Cuadrado negro de Malevich.
El movimiento de obras que se realiza en ocasión de El Hermitage en el Prado se considera uno de los mayores intercambios realizados por ambas instituciones hasta ahora. Éste comenzó con la presentación de El Prado en el Hermitage en San Petersburgo, exposición que contó con la colaboración de AC/E y recibió a más de 600.000 visitantes. Ambos proyectos se inscriben en el marco de la celebración del año Dual España-Rusia 2011.
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