Nació en Coruña pero es leonés de corazón. Así lo ha dicho el escritor y miembro de la real Academia José María Merino, quien regresa a las novedades editoriales, esta vez con un libro que va a mitad de camino entre el volumen de relatos y la novela. “Ha ocurrido un cruce de cables con este libro: el cuentista que hay en mí ha escrito una novela, y el novelista que hay en mí ha escrito un libro de relatos”, dice.
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En Las horas contadas –así se titula-, Merino cuenta la historia de Pedro, un hombre que espera mientras llega el día de una operación que podría salvarle la vida. Y lo hace, justamente, a través de una serie de relatos –que actúan como capítulos- donde abundan parodias y guiños hacia la realidad política. “La situación tan gorda de ahora no me pilló mientras lo escribía. Pero sí, tiene muchos guiños, porque la literatura tiene que ver también con la vida".
-¿A quién le quedan Las horas contadas?
-Pues a todos. Siempre vivimos con las horas contadas, es propio del ser humano. Ahora, nuestra cultura, nuestro sistema, también tiene las horas contadas, ya no sólo las por las elecciones en España. Va mucho más allá. Sabemos que sucede algo muy grave pero todavía no tenemos perspectiva completa de lo grave que es.
-En uno de los relatos del libro habla usted de unos arácnidos que invaden pacíficamente la tierra y se proponen comunicarse con un voluntarioso presidente de Gobierno que se encarga de dirigir la Alianza de civilizaciones… ¿Cualquier parecido con la realidad?
-Bueno sí. En efecto, hay un jefe de gobierno que apoya la Alianza de las Civilizaciones y sí, es un guiño. Y en el libro hay muchos guiños, cuando leo, me encanta que me hagan guiños y a mí también me gusta. Ahora, muchos de ellos no me pillaron mientras escribía, sino después.
-Hace unos años, Zapatero regaló a sus ministros su volumen de relatos Cuentos del libro de la noche. ¿Cree que haga lo mismo con Las horas contadas o quedaría muy mal parado?
- (Risas) Hombre, no lo sé. En el caso del anterior espero que les haya alegrado la vida y por lo menos les haya servido para esperar, si no las horas contadas, al menos el amanecer. ¿No? Pero le digo, a mí me parece estupendo que los políticos lean libros. En estos discursos en que se denostan unos a los otros echo de menos algo de imaginación literaria. Deberían estar acompañados de algo de literatura, porque la literatura sí tiene que ver con la vida, aunque con ella no se pueda resolver lo que está pasando.
-Pensando la España actual como una historia, ¿quién, a su juicio, sería el héroe?
- Aquí lo que hay son antihéroes. No, ¡peor! Lo que ocurre es peor que eso. España es una historia con personajes secundarios, no tenemos héroes ni antihéroes, sólo personajes secundarios. Nos ha tocado líderes y políticos ridículos, sin identidad. Y no sólo en España o Europa, el mismo Obama, de quien esperábamos que fuera un líder mucho más carismático, pues nos ha defraudado.
-Y si España fuera un género literario, ¿cuál sería?
-Una tragicomedia.
-Corren malos tiempos para la política entre los creadores. Los que hace unos años se pronunciaban a favor de unos, ahora no quieren ni hablar al respecto. Y en el reciente acto electoral de Ojalá, había pocos, por no decir ningún escritor.
-Ahora es difícil que nadie pueda estar entusiasmado con ningún planteamiento político concreto cuando tenemos una gran y enorme crisis, que nos afecta a todos y ante la cual no hay líderes que respondan. ¡Cómo es posible que Zapatero diga que es el culpable de los cinco millones de parados! Eso ha sido pueril. Dice cosas pueriles. En este momento, si me pregunta cómo ve usted el panorama después del 20N, se lo digo muy claramente: lo veo igual que antes, muy, pero muy, oscuro…
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