Euskaltel, el principal operador de telefonía del País Vasco y el segundo de cable de España, está a punto de iniciar un proceso formal de venta, por parte de sus principales accionistas, las tres cajas de ahorro vascas agrupadas en la futura Kutxabank, según explican a Vozpópuli fuentes financieras conocedoras de la operación.
De hecho, las cajas vascas se encuentran en pleno proceso de elección de la entidad financiera para que mueva el mandato de venta, explican las mismas fuentes. El banco de inversión en cuestión se encargaría también de elaborar el cuaderno de venta, la herramienta necesaria para medir el interés del mercado entre los principales compradores potenciales.
Fuentes consultadas creen que el pulso de esta nueva batalla estará centrado principalmente entre los fondos de inversión CVC (dueño de R) y Carlyle (acaba de comprar Telecable). De ser así, los fondos estarían dando los primeros pasos de la consolidación necesaria en el sector del cable.
Mantendrá su presencia
Las cajas de ahorro cuentan con un 67% de Euskaltel y aunque su porcentaje en venta es parte de la futura negociación, Kutxabank seguiría teniendo una participación en la operadora. Las cajas venderán un paquete importante de la compañía con el fin de cumplir con las normas de aumentar sus reservas de capital impuestas por Europa a las entidades financieras a raíz de la crisis.
Ese fue el motivo por el que Liberbank (Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria) encargó a Société Générale en el pasado mes de septiembre la venta de Telecable. Durante el mes de septiembre, el segundo banco francés movió el cuaderno de ventas (llamado Proyecto Cangas) y el 18 de octubre anunciaron la venta.
Los múltiplos de esta operación (3,3 veces los ingresos, un PER de 23 veces y 2.500 euros por cliente), sin duda, marcarán positivamente la venta de Euskaltel. La operadora que preside José Antonio Ardanza creció un 1% el año pasado y cuenta con el 13% del mercado de cable de España (2,6 millones de clientes). Pero la operación tiene una losa que los futuros compradores tendrán que descontar: los 221,9 millones más intereses que la operadora debe pagar a France Telecom. La ruptura de un acuerdo que tenían ambas compañías en Euskadi abrió un largo proceso judicial internacional que finalmente dio la razón a la operadora gala.
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