España

Berlusconi frena la hemorragia en su país, pero abre la herida en Francia antes de irse

Nueva jornada calamitosa en los mercados de deuda. Los inversores habían dejado claro que no quieren a Berlusconi ni un instante más y estaban hundiendo sin compasión los bonos italianos. Por encima de todo, le quieren fuera y no están dispuestos a escuchar planes de reforma ni remodelaciones de gabinete con él en el Ejecutivo.

Nueva jornada calamitosa en los mercados de deuda. Los inversores habían dejado claro que no quieren a Berlusconi ni un instante más y estaban hundiendo sin compasión los bonos italianos. Por encima de todo, le quieren fuera y no están dispuestos a escuchar planes de reforma ni remodelaciones de gabinete con él en el Ejecutivo. Pero a media mañana, la posibilidad de un gobierno de emergencia con Mario Monti al frente y la salida del actual primer ministro el próximo lunes calmó a los operadores que estaban sedientos de la sangre de il cavaliere. Al final, el anuncio de su pronta marcha calmó mucho los ánimos, pero no en Francia, país que ha quedado definitivamente inmerso en la crisis de deuda, por obra y gracia del italiano.

La deuda italiana, que llegó a tocar el 7,41%, hasta los 560 puntos básicos, acabó recortando su rentabilidad respecto a la apertura en 37 puntos básicos, hasta el 6,91%. El diferencial con Alemania finalizó en 514 puntos. Cifras dramáticas, pero algo mejores que en la víspera, cuando los mercados lanzaron la ofensiva final, dejando claro que si Berlusconi no se va, harán caer al país.

De momento, Monti le sucederá temporalmente y el Tesoro italiano logró colocar sus bonos, aunque a costa de un tipo de interés récord, como no podía ser de otra manera. Habrá que ver qué le ocurre a España la semana que viene. 

Contagio a Francia

En Francia, las cosas siguen pintando cada vez más feas. Su deuda acabó vapuleada, incapaz de beneficiarse de las compras del Banco Central Europeo (BCE), que acudió al rescate una vez más de España. La rentabilidad de referencia gala acabó en el 3,46%, tras repuntar 27 puntos básicos (equivalentes a un 8,35% más), que dejaba la prima de riesgo en unos nunca vistos 169 puntos básicos.

Una cuesta abajo aparentemente irrefrenable, como parece que es la pérdida de la triple A por parte de las agencias de calificación crediticia. La medida se antoja inevitable, por varios motivos:
Francia ya tiene la prima de riesgo que tenía Italia en julio, en primer lugar. Y, por otro, sus bancos tienen casi la mitad de la deuda italiana en manos de no residentes, con una cifra cercana a los 100.000 millones de euros.

No es extraño que ahora los mercados miren a la economía gala con muy malos ojos, por su exposición a Grecia y a Italia. En este sentido, España vuelve a salir razonablemente bien parada, pues aunque hay unos 7.000 millones de bonos transalpinos en cartera doméstica, la cifra no es, ni mucho menos, sistémica.

De hecho, a media tarde hubo alarmas ante el rumor desmentido de que Standard & Poor´s ya había recortado al país que comanda Nicolás Sarkozy. No fue así, pero es cuestión de tiempo.

En España, la situación tampoco está para celebrar nada. La deuda doméstica finalizó en el 5,86%, 4 puntos por encima de la apertura, lo que deja la prima de riesgo en 409 puntos. Unas cifras más que preocupantes pero que, en medio de la marejada periférica, asustan menos.

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