"Si vendo Banco de Valencia no puedo salir del despacho". La frase se escuchó, en más de una ocasión, de la boca de José Luis Olivas. Desde hace cinco años, Aurelio Izquierdo, director financiero de Bancaja hasta la segregación de activos y personal a Banco Financiero y de Ahorro (BFA), la matriz de Bankia, venía aconsejando al presidente de la caja valenciana que se deshiciera de la participada financiera de la entidad.
Eran otros tiempos y a la sede del banco valenciano llegaban con asiduidad ofertas del sector. Desde 2006 al 2010, Barclays, Banco Gallego, Pastor, Popular y Sabadell hicieron guiños con más o menos intensidad hacia el Banco de Valencia. Ninguno de ellos cuajó porque Olivas siempre los paró. "Era consciente de que ni los políticos ni las familias valencianas que manejan el banco le iban a dejar hacer esa operación", admiten fuentes conocedoras de aquellas ofertas.
Ahora, Aurelio Izquierdo, nuevo presidente de Banco de Valencia, tras la dimisión de José Luis Olivas hace poco más de dos semanas, recibe una herencia "envenenada", como va dejando caer por la capital levantina. "El nunca creyó en Banco de Valencia. Ahora, no mucho más", aseguran fuentes del sector financiero valenciano.
La entidad, investigada por el Banco de España y con un agujero que podría superar los 800 millones de euros, está ahora en venta. El banco Lazard, con quien Rodrigo Rato tiene un intenso pasado, se ocupa de la colocación de la entidad, como adelantó Vozpópuli, el pasado viernes. Sin embargo, el apetito de compra hacia la entidad catalana no se parece en nada al que tenía el sector no hace tanto.
Algunas de las entidades que, en su día se interesaron por la Banco de Valencia, ya han recibido la llamada por si mantienen sus viejas intenciones de compra. "La situación es totalmente diferente y nadie va a querer entrar allí hasta que no sepa exactamente el desfase de capital que tiene. Cuando se conozca, nadie entrará si el Banco de España no ofrece un esquema de protección", explican en un par de entidades.
Esa sería la única fórmula en la que la propia Bankia podría plantearse convertir en mayoritaria su participación en Banco de Valencia. De hecho, en la entidad que preside Rato consideran que las conclusiones finales de la intervención del supervisor se conocerán iniciado ya 2011, con lo que una posible compra se podía apuntar como pérdidas en el balance de 2012, año en el que esperan aumentar la senda de los beneficios actuales de Bankia.
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