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Pocos dudan de que en el nuevo Gobierno habrá tres responsabilidades capitales además de las del propio jefe del Ejecutivo: la del vicepresidente económico, la del ministro de Asuntos Exteriores y la del titular de Interior. El anuncio de ETA, el pasado 20 de octubre, de cese definitivo de la violencia abre un nuevo periodo en el que el futuro responsable de la cartera de Interior deberá administrar el hipotético fin de la banda. Y para ello, Mariano Rajoy busca un perfil muy definido, esto es, que no sólo sea un experto en la materia y conocido en el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sino también que no levante ampollas ni recelos entre el denominado “sector duro” del partido y las víctimas del terrorismo, los mismos que reaccionaron a la contra cuando se conoció el comunicado de ETA.
Uno de los nombres que con más fuerza suena para asumir este cometido es el de Ignacio Astarloa, que fuera secretario de Estado del Interior con Ángel Acebes de ministro, además de subsecretario de Justicia. Rajoy no ha querido dejar escapar al que también asumió las responsabilidades de Justicia e Interior en el PP durante los años 2004-2008, que abandonó por iniciativa propia en el Congreso de Valencia. Muchos daban por seguro que Astarloa seguiría los pasos de Acebes, de modo que no se volvería a presentar a las elecciones, pero nada más lejos de eso. El líder del PP se empeñó personalmente en que continuara hasta colocarle de número ocho en la candidatura por Madrid . En 2008 fue en la lista por Vizcaya y Antonio Basagoiti le ofreció repetir este año.
Astarloa fue una de las personas a las que Rajoy consultó la tarde en que se conoció el comunicado de ETA. Ya habían hablado con anterioridad –ante el anuncio que José Luis Rodríguez Zapatero hizo a Rajoy de que el comunicado se conocería entre el 20 y 21 de octubre—y han seguido en contacto después. Astarloa, además de leal amigo de Acebes y cercano a María Sangil, mantiene un contacto habitual y fluido con las víctimas del terrorismo, de las que se siente muy próximo.
Hay otros nombres que se han sumado a la quiniela de Interior pero con muchas menos posibilidades que el vizcaíno. Es el caso del que ha venido ejerciendo de portavoz en el Congreso en temas de Interior durante esta legislatura, Ignacio Cosidó, así como el exdirector de la Policía y actual presidente del Parlamento valenciano, Juan Cotino.
Divisiones internas
Génova teme más la reacción interna que externa ante el escenario que se abre en la lucha contra ETA. El pasado día 20 de octubre no faltaron voces que marcaban distancias con el pronunciamiento que hizo Rajoy en la sede de su partido en el sentido de que se trataba de “una buena noticia”, a la que se había llegado “sin contraprestaciones”. Dirigentes de gran peso en su partido como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y otros como el portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Europeo y ex ministro del Interior, Jaime Mayor oreja, no dieron ninguna credibilidad al comunicado.
No se trataba de casos aislados. La dirección del PP es consciente de que buena parte de su militancia, de sus votantes y de las víctimas del terrorismo están más cerca de la reacción de Aguirre, de Mayor Oreja, del eurodiputado Carlos Iturgaiz, de Juan Cotino y, sobre todo, de José María Aznar, que de la postura oficial del partido. Eso explica que no haya ninguna intención de desautorizar al llamado ”sector duro”.
Administrar la nueva política antiterrorista
Pero mientras todo queda en el campo de las declaraciones y contradeclaraciones, no pasa nada. Lo relevante es que, si el PP gana las elecciones del próximo domingo, deberá que dirigir la política antiterrorista, esto es, pasar de las palabras a los hechos y la planta séptima de Génova no desea que se pongan de manifiesto otra vez las evidentes diferencias internas o, casi lo que es peor, se produzca una ruptura con el mundo de las víctimas del terrorismo. Por eso Rajoy quiere para la cartera de Interior a alguien que todos (conjunto del PP, “sector duro”, víctimas…) identifiquen como uno de los suyos, de modo que cualquier decisión que adopte no despierte reacciones furibundas.
“Ojalá que el mayor de nuestros problemas sea el acercamiento de presos etarras a cárceles del país vasco”, admiten fuentes de la dirección del partido llamado a gobernar según todas las encuestas. Pero una decisión como esa, el acercamiento de presos, puede levantar ampollas entre un sector del PP y Rajoy no está para que se le abran la próxima legislatura más frentes que el económico.
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